domingo, 19 de abril de 2009

Larrañaga se aferra al centro mientras Lacalle se modera


Tácticas. Los blancos ajustan sus mensajes

S. CABRERA / D. ISGLEAS

A diez semanas de la elección, la ventaja de Lacalle marca la interna blanca. El comando de Larrañaga acentúa la estrategia de posicionarlo como candidato joven, wilsonista y acuerdista. Sin perder su perfil, Lacalle mira al centro.

Gran conocedor del tempo electoral, el precandidato de Unidad Nacional (UNA) Luis Alberto Lacalle ha lanzado en las últimas semanas algunos mensajes de acercamiento a la izquierda, que apuntan al centro político del electorado uruguayo, luego de insistir en marzo en que la elección se dirimía entre su modelo y el del senador del MPP José Mujica. Su otra línea clave de trabajo es captar votos colorados.

El énfasis de "los dos modelos" que dominó un tramo de la estrategia de Lacalle tenía sus riesgos: que se lo acusara de fomentar la confrontación. Y escasos réditos electorales ya que Lacalle tiene ya "cautiva" a la mayor parte del electorado conservador.

En estos movimientos tácticos, Lacalle reconoció que coincide con Mujica en el rol que debe cumplir el Banco República y en que hay que "fortalecerlo". También ha recordado su buena sintonía con el presidente Tabaré Vázquez: dijo que se lleva "espléndidamente bien" con él, que se reúne periódicamente para intercambiar ideas, y que -si llega a ser presidente- lo consultará como líder de la coalición de izquierda.

De todos modos, los allegados al ex presidente dicen que las señales de conciliación a Mujica o a la izquierda son apenas coincidencias por temas muy puntuales y que el ex presidente seguirá marcando las diferencias con el Frente y sobre todo con el MPP.

Sin ir más lejos, el pasado jueves en La Teja, Lacalle criticó a Mujica por su "visión divisionista" y dijo que discrepa con el precandidato frenteamplista en "valores como familia, propiedad, seguridad y libertad de información (…) Estamos muy lejos con Mujica", aseguró.

También la postura de Lacalle ante las demandas de Larrañaga y los colorados por la renuncia de la ministra Daisy Tourné por no ofrecer garantías para los actos electorales, marcó un perfil. Lacalle no se sumó alegando defensa de la institucionalidad y observó que la verdadera garantía para esto es la de la Corte Electoral.

Lo esencial de estos mensajes pareció apuntar a que el ex presidente es hombre de diálogo y con capacidad de acuerdo, en temas puntuales, si de Mujica se trata, o en consensos más amplios si se trata de interlocutores moderados como Vázquez.

Experiencia. Más allá de pequeños ajustes, la línea central de la estrategia no se toca. Lacalle hace hincapié en su discurso como hombre de Estado y gobernante experimentado. En los últimos días insistió en que ofrece "experiencia, equipo y propuestas". El jueves en el barrio Peñarol, indicó: "Si yo tuviera que llenar un formulario, pondría `presidente de la República`. En la vía pública, la campaña publicitaria hace hincapié en que Lacalle es "un presidente, presidente", menciona el tema seguridad ("Queremos vivir sin miedo") y los impuestos ("Justicia social no es castigar a la clase media").

Perfil. Por más que Larrañaga se ofuscó bastante cuando la empresa Cifra anunció el resultado de una encuesta según la cual el Frente podría obtener el triunfo en primera vuelta de las elecciones nacionales de octubre, la medición que esa empresa hizo sobre la interna nacionalista (que muestra una diferencia de cinco puntos a favor de Lacalle), no lo irritó demasiado o al menos no lo expresó públicamente.

Al contrario, él y sus asesores de campaña observan esta brecha como algo que está dentro del margen de error de la compulsa. Confiados en que van bien, no habrá grandes cambios de rumbo y profundizarán la estrategia, dijeron a El País integrantes del círculo más cercano al precandidato.

Despegado de la derecha con que asimila a Lacalle, Larrañaga trabaja para captar votos en la frontera entre el Partido Nacional y el Frente Amplio y entre los colorados de centro que apuesten al voto útil.

Su comando considera que lo mejor es seguir potenciando el "fuerte" de su candidato, a quien se muestra como un hombre ubicado al centro del sistema, como una persona joven comparada con la demás aspirantes, con el mejor equipo, que plantea gobernabilidad mediante alianzas políticas, exponente de un perfil wilsonista, y que no está atado al pasado gobierno nacionalista.

Ese cóctel, aseguraron sus asesores, lo llevará indefectiblemente a ganar la interna de junio. La estrategia es machacar con que Larrañaga, como contendor final del candidato del Frente, tiene más potencial que Lacalle para vencer a Mujica en la elección nacional. Señalan además que el candidato de Alianza puede captar a los frentistas que quieren a Astori pero no a Mujica, y que, de ninguna manera votarían a Lacalle.

La apuesta, según el entorno de Larrañaga, es marcar que con Lacalle como candidato único el Partido Nacional se "plancharía" en un 35% del electorado, abriendo al FA la cancha para ganar en primera vuelta. Con Larrañaga, en cambio, el Partido Nacional puede empardar las preferencias y quedaría de cara al triunfo en una segunda vuelta, se razona.

Más veces juntos en público

Luego de varios encontronazos, la relación entre Lacalle y Larrañaga ha tenido un acercamiento en las últimas semanas, sobre todo por iniciativa de precandidato de Alianza Nacional. Las críticas de parte de Larrañaga hacia Lacalle se suavizaron y ahora Larrañaga acepta mostrarse en público con Lacalle. El 2 de enero en Paysandú, Larrañaga dijo que no habría más actos conjuntos con el ex presidente. Pero eso cambió. En los seis días que van del 8 al 14 de abril, Larrañaga y Lacalle aparecieron juntos en público dos veces en actos políticos: en el acto de homenaje a Luis Alberto de Herrera y el pasado martes en la inauguración de la Secretaría de Asuntos Sociales del Partido Nacional.

El País Digital

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