jueves, 23 de abril de 2009

EN EL URUGUAY PROGRESISTA


Como es de público conocimiento, durante la semana de Turismo se realizó un llamado para proveer catorce cargos en el Parlamento, con sueldos que oscilan entre los $ 27.000 y los $ 48.000 para tareas tan arduas y que requieren una gran preparación, tanto manual como intelectual, tales como servir una taza de café o apretar el botón de un ascensor.

Más de treinta mil jóvenes se inscribieron para participar del “sorteo” con el que se piensa llenar los cupos.

Hasta el momento, ninguna crítica u opinión discordante hemos escuchando provenientes de filas del progresismo sobre el asunto.

De haber surgido un llamado de estas características durante un gobierno blanco o colorado, los principales referentes de la “izquierda” criolla hubiesen puesto el grito en el cielo, criticando la desproporción entre los salarios a pagarse con las tareas a desempeñar. Hubiesen sacado a relucir las cifras de indigencia y pobreza, las del desempleo y los bajos salarios y jubilaciones que perciben cientos de miles de uruguayos, para contraponerlas a los sueldos “de privilegio”, dirían, que cobrarán estos futuros funcionarios.

Habrían salido a decir, refiriéndose a los treinta mil jóvenes que se inscribieron, que dichas cifras resultan reveladores del alto nivel de desempleo que afecta al país y de la falta de oportunidades que queja a este sector en particular de la sociedad, poniendo de paso en duda las cifras que manejan los organismos oficiales especializados que paradójicamente muestran al desempleo en su punto más bajo en décadas.

Habrían salido a “denunciar” la compra de votos, cuestionando la provisión de cargos en pleno año electoral; se habrían llenado la boca hablando de la falta de ética y moralidad que encierra este proceder.

De paso, hubiesen aprovechado la oportunidad para poner de manifiesto la existencia de dos visiones contrapuestas de país: una basada en el clientelismo político y el aumento desproporcionado e injustificado del gasto público, y otra (la de “izquierda”) impulsora del Uruguay “productivo”, basada en la generación genuina de empleo y la austeridad en el gasto público.

Nada de esto hemos escuchado hasta ahora, y seguramente tampoco nunca escucharemos.

Y es que, mal que le pese a algunos que se ofuscan cuando se les señala que el actual gobierno se parece demasiado a los anteriores, empeñándose en demostrar que esto no es así, el Frente Amplio terminó adquiriendo o contagiándose de los mismos vicios e incurrido en las mismas prácticas reñidas con la ética y la moral que vaya si criticó hasta el hartazgo hasta no hace mucho tiempo atrás.

Cuatro años apenas de permanencia en el poder fueron más que suficientes para que la izquierda se “tradicionalizara” de la peor manera, haciendo lo que siempre condenó y borrando con el codo lo que alguna vez escribió con la mano.

El Uruguay “productivo” terminó en el “basurero de la historia”, parafraseando a Marx o, en el mejor de los casos, durmiendo en el cajón de algún escritorio.

El “nuevo modelo de país” quedó reducido a la más mezquina y mediocre ambición de mantenerse en el poder por otros cinco años más, y por eso ahora “todo vale”, incluso copiar los peores ejemplos de las administraciones anteriores.

En fin...

Cosas del “nuevo” Uruguay progresista.

Nota semanal publicada en diario El Heraldo, martes 21 de abril de 2009

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