La presente crisis por la que atraviesa el sector agropecuario (a la baja de los precios internacionales de los alimentos se suman ahora la sequía, los incendios, la muerte de animales y las diversas plagas que suelen acompañar tales fenómenos) ha servido para poner de manifiesto la ineficiencia gubernamental, la falta de previsión para actuar en circunstancias como las actuales, la ligereza con que los principales hombres del gobierno tratan estos temas en los que se juega la suerte futura del país, la inexistencia del supuesto proyecto del “Uruguay productivo” que le permitiera a la izquierda cosechar los votos de aquellos sectores que por su idiosincrasia natural se hallan en las antípodas del pensamiento socialista.
La crisis ha venido a demostrar también que, pese al “cambio” pregonado a partir del 2005, el modelo de país vigente continúa siendo el mismo de siempre: éste es, el centralista montevideano, para el cual el país comienza y termina en los accesos a la ciudad – puerto capital, modelo que apuesta a la plaza financiera y al turismo como principales generadores de divisas (el reciente agosto que viviera el sector agropecuario tuvo como único causante el momento de bonanza económica internacional, no las políticas implementadas desde el gobierno; a la prueba está que una vez pasado aquél, el sector volvió a padecer los mismos problemas endémicos).
La vigencia de tal modelo permite comprender la ligereza con que las principales figuras del gobierno encaran el problema de la sequía y la situación de emergencia que vive el interior del país. Sólo así se explica que el Ministro del ramo (el Ingeniero Ernesto Agazzi), considere más importante un viaje a Arabia Saudita que conceder una entrevista a los tamberos; que tome para la chacota el tema de la sequía; que haga en una conferencia de prensa apuestas con los periodistas sobre la proximidad de las lluvias (¿qué dirá ahora que no llovió?). Sólo así se explica que la principal prioridad hoy para el candidato del Frente Amplio a la presidencia, el senador Mujica, sea conseguir que la Presidenta argentina le conceda dos días de asueto a los uruguayos residentes en el vecino país para que puedan venir a votar en octubre y que comente muy suelto de cuerpo, refiriéndose a la crisis que afecta al país que “Si ésta es la crisis, que continúe” (La República, jueves 8 de enero de 2009).
Sólo así se explica el ridículo protagonizado por el Presidente Vázquez recorriendo en helicóptero algunos departamentos del país para concluir que sólo vio un tajamar seco. Para ver la real dimensión del problema, señor Presidente, basta con salir de los accesos a Montevideo y recorrer unos pocos kilómetros de la ruta 5 para ver los campos amarillos abrasados por el sol y el ganado famélico paciendo a los costados de la carretera, imagen que seguramente se debe repetir en todas las rutas nacionales del país.
Y así, mientras arde el Uruguay productivo, el otro Uruguay, el del turismo y la plaza financiera, celebra la afluencia de extranjeros, regalándoles combustible y exonerándolos de impuestos porque, como dice el slogan, para este gobierno “Un turista es un amigo”. Por lo visto un productor rural no…
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