martes, 6 de enero de 2009

BALANCE DE LOS CUATRO AÑOS


Comenzó el 2009 y entramos en el ùltimo año de gobierno frenteamplista. Como es costumbre en estos casos, corresponde hacer un balance de lo hecho (¿?) durante estos cuatro años.

Sabido es que durante este tiempo el paìs y el mundo atravesaron por una bonanza econòmica excepcional que favoreció principalmente a los países productores de materias primas como el nuestro. Año tras año, batimos récords de exportaciones, lo que se traducía en el ingreso de importantes divisas que ayudaron a revitalizar nuestra economía y dejar atrás los terribles efectos de la crisis de 2002.

Anuncios de inversiones multimillonarias provenientes del exterior (quedando la mayoría en veremos), crecimiento inusitado del PBI, apertura comercial al mundo, aumento de los depósitos bancarios, todo lo que se tradujo en aumento de los ingresos del Estado, fueron la tónica durante estos últimos cuatro años.

¿Cuál fue la conducta del gobierno ante esta coyuntura favorable? En primer lugar, dilapidar las divisas del país, pagando por adelantado la deuda al Fondo Monetario Internacional contrayendo al mismo tiempo nuevos préstamos y emitiendo bonos de deuda en condiciones menos favorables que las que nos otorgaba el organismo anterior.

En segundo lugar, en vez de rebajar los impuestos (aprovechando la coyuntura favorable) para aliviar la carga tributaria sobre al aparato productivo y la población en general, el gobierno se descolgó con un tarifazo apenas asumió, quitó exenciones de que gozaban algunos sectores de la economía, aumentó los costos del sector productivo (recordemos la suba descomunal del gas oil) y propició un clima de enfrentamiento que en nada favoreció la radicación de nuevas inversiones (alentando por ejemplo la ocupación de los lugares de trabajo).

En cuanto a lo social, pese a todos los indicadores económicos favorables, no se lograron abatir los índices de pobreza e indigencia, malgastando cientos de millones de dólares (para empeorar la cosa, dinero proveniente de nuevos préstamos).

En cuanto al manejo de “la cosa” pública, los resultados son desastrosos: se dilapidaron los recursos del Estado creando un nuevo Ministerio, costeando un proyecto ruinoso como lo es el ingenio azucarero en Bella Unión, se aumentaron escandalosamente los sueldos de los Ministros y personal de confianza, creando cientos de nuevos cargos de este tipo, ingresando miles de funcionarios públicos para pagar favores políticos contraídos antes de las elecciones. Se castigó despiadadamente a la clase media con la creación del IRPF, aplicándolo indistintamente sobre trabajadores y pasivos.

Los resultados de todos estos desaciertos están hoy a la vista: la mayoría de las empresas públicas hoy presentan sus números en rojo (ANCAP, UTE, algo que no sucedía en décadas en este último ente) o se debaten en la ineficiencia (¿para qué hablar de lo que pasa hoy en OSE por ejemplo?); los sectores productivos se declaran “en emergencia”, miles de trabajadores son enviados al seguro de paro, mientras el Ministro de Economía tiene que salir a las apuradas al exterior a mendigar nuevos prèstamos.

Ante este panorama, las perspectivas para el presente 2009 no son halagueñas. Nadie desea que al gobierno le vaya mal, pero en vista de la tozudez y soberbia que lo caracterizan a la hora de escuchar las opiniones de los demás, nada permite augurar que vaya a ocurrir lo contrario.


Alberto Lamaita es profesor de Historia y dirigente de Alianza Nacional de Florida

Columna semanal publicada en Diario EL HERALDO, martes 6 de enero de 2009

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