Por Javier García
Las puntas que ya se empiezan a ver auguran una campaña electoral muy dura. En la cabeza de algunos dirigentes del FA comienza a dibujarse la convicción de que estarán protagonizando uno de los grandes acontecimientos de la historia, cuando en definitiva lo que en el próximo año acontecerá es una elección donde la gente, pacíficamente, votando elegirá gobierno. Será, según este particular razonamiento, la permanencia del bien contra la irrupción del mal. Es casi como la elección del FA o el retorno de Satanás.
Sus dirigentes empiezan a echar sospechas sobre las prácticas de sus adversarios, o enemigos según ellos, y les brota una épica singular. Dos episodios abonan, en los últimos días, esta circunstancia.
Por un lado el papelón que protagonizaron el vicepresidente, el intendente de Montevideo y el senador Fernández Huidobro, adjudicando a móviles políticos lo que en verdad fue una rapiña, de las miles que desgraciadamente hay en el año, que sufriera un director municipal la semana pasada.
La sensatez de la ministra del Interior que informada por
Fue "emboscado" en un "gravísimo acto de violencia que agravia al gobierno departamental y a toda la ciudadanía" dijo Ehrlich. La intencionalidad política de la afirmación excede lo que fue un hecho policial común y desgraciado de todos los días.
¿Y los restantes miles de hurtos y rapiñas en Montevideo, no merecen una conferencia de prensa del intendente?
En la misma línea épica el intendente De los Santos de Maldonado, preguntado por "Brecha" sobre su posible derrota, dijo: "Es la playa Girón,
Tener nuestro propio Fidel administrando las doradas arenas de
Las dos circunstancias dicen algo muy de fondo. Para el Frente la elección que viene es mucho más que un acto electoral propio de la democracia. Es una lucha donde despuntan "enemigos" y donde la violencia política es un escenario posible. Tan factible, que sin pruebas ningunas se exponen ya a acusar, en sus fantasías, la existencia de "brutales golpizas" de origen político. Dice De los Santos "no puede haber repliegue ante el hostigamiento del enemigo".
Es de prever que este clima se siga enrareciendo y cuando las elecciones dejan de ser tales para transformarse en batallas heroicas, los métodos para ganarlas suelen no guardar límites. Con el invierno en puerta la fiebre empieza a hacer estragos y sus delirios bélicos preocupan.
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