Durante el segundo mandato de Sanguinetti, en el año 1997, se aprobó la Ley de Marco Regulatorio Energético que desmonopolizaba la generación de energía, manteniendo la distribución y la potestad de fijar el precio en manos del Estado.
Pronto la Ley encontró la oposición del Frente Amplio y del PIT CNT, que iniciaron una campaña para derogar la misma. Empero, después de dos votaciones (en junio de 1997 y marzo de 1998) no se alcanzó el mínimo de votos requeridos por la Constitución (25% del electorado) para convocar a referéndum, por lo que la Ley de Marco Regulatorio quedó vigente.
En febrero de 1998 aparecía en el diario La República una nota titulada: “El Pepe arenga en el ómnibus”. Y detallaba: “En 18 de Marzo y Eduardo Acevedo, vestido con un jean y una campera gastada, con un cartel colgado a la espalda y otro en el pecho, el “Pepe” subió al ómnibus. El cartel decía: “Arriba Pueblo. No roben UTE. Por UTE. Por Usted. Por Uruguay”. Decía el por entonces diputado Mujica: “(...) yo, fundamentalmente, lo que le estoy pidiendo a la gurisada, a la gente que tiene labor militante, es que llamen por teléfono, que escriban las paredes con una tiza, que hagan lo que puedan pero que no se queden quietos”.
El 27 de mayo de este año, según publicó el semanario Búsqueda, en una sesión de la bancada de legisladores del Frente Amplio, el ahora senador Mujica le dijo a Astori: “El gran problema es la energía, como vos dijiste Danilo; al final, en el marco regulatorio nos equivocamos; debimos haber sido liberales ahí, recontraliberales, que todo el mundo pudiera hacer lo que quisiera para producir energía y liberalizar”.
Hoy, en medio de una de las peores crisis energética por la que atraviesa el país, el gobierno frenteamplista le pasa “factura” a las anteriores administraciones blancas y coloradas, tachándolas de irresponsables e incompetentes por no haber tomado medidas a tiempo para prevenir lo que ahora ocurre. Sin embargo, cuando en 1997 se liberalizó la generación de energía, los mismos que hoy levantan el dedo acusador contra los gobiernos anteriores, hicieron hasta lo imposible para oponerse a tal iniciativa, demonizando al sector privado, tachando a los políticos tradicionales de “vende patrias”, corruptos y todos los epítetos imaginables.
Diez años después, Mujica y algún dirigente del PIT CNT (caso de Richard Read) hablan de la necesidad de desmonopolizar, de permitir la participación de los privados en áreas hasta ahora reservadas al Estado, como si hubiesen descubierto la pólvora, como si durante treinta años no hubiesen sostenido el discurso contrario.
Muchos de aquellos “gurises” a los que apelaba Mujica diez años atrás arriba de un ómnibus, tal vez ya no estén en el país; porque después de tres años de gobierno del Frente Amplio, habrán pasado a engrosar la lista de decenas de miles de uruguayos que han emigrado, desengañados y desilusionados al haber comprendido que fueron (fuimos) utilizados de “escalera” para facilitar el ascenso de quienes hoy están en el gobierno.
Pronto la Ley encontró la oposición del Frente Amplio y del PIT CNT, que iniciaron una campaña para derogar la misma. Empero, después de dos votaciones (en junio de 1997 y marzo de 1998) no se alcanzó el mínimo de votos requeridos por la Constitución (25% del electorado) para convocar a referéndum, por lo que la Ley de Marco Regulatorio quedó vigente.
En febrero de 1998 aparecía en el diario La República una nota titulada: “El Pepe arenga en el ómnibus”. Y detallaba: “En 18 de Marzo y Eduardo Acevedo, vestido con un jean y una campera gastada, con un cartel colgado a la espalda y otro en el pecho, el “Pepe” subió al ómnibus. El cartel decía: “Arriba Pueblo. No roben UTE. Por UTE. Por Usted. Por Uruguay”. Decía el por entonces diputado Mujica: “(...) yo, fundamentalmente, lo que le estoy pidiendo a la gurisada, a la gente que tiene labor militante, es que llamen por teléfono, que escriban las paredes con una tiza, que hagan lo que puedan pero que no se queden quietos”.
El 27 de mayo de este año, según publicó el semanario Búsqueda, en una sesión de la bancada de legisladores del Frente Amplio, el ahora senador Mujica le dijo a Astori: “El gran problema es la energía, como vos dijiste Danilo; al final, en el marco regulatorio nos equivocamos; debimos haber sido liberales ahí, recontraliberales, que todo el mundo pudiera hacer lo que quisiera para producir energía y liberalizar”.
Hoy, en medio de una de las peores crisis energética por la que atraviesa el país, el gobierno frenteamplista le pasa “factura” a las anteriores administraciones blancas y coloradas, tachándolas de irresponsables e incompetentes por no haber tomado medidas a tiempo para prevenir lo que ahora ocurre. Sin embargo, cuando en 1997 se liberalizó la generación de energía, los mismos que hoy levantan el dedo acusador contra los gobiernos anteriores, hicieron hasta lo imposible para oponerse a tal iniciativa, demonizando al sector privado, tachando a los políticos tradicionales de “vende patrias”, corruptos y todos los epítetos imaginables.
Diez años después, Mujica y algún dirigente del PIT CNT (caso de Richard Read) hablan de la necesidad de desmonopolizar, de permitir la participación de los privados en áreas hasta ahora reservadas al Estado, como si hubiesen descubierto la pólvora, como si durante treinta años no hubiesen sostenido el discurso contrario.
Muchos de aquellos “gurises” a los que apelaba Mujica diez años atrás arriba de un ómnibus, tal vez ya no estén en el país; porque después de tres años de gobierno del Frente Amplio, habrán pasado a engrosar la lista de decenas de miles de uruguayos que han emigrado, desengañados y desilusionados al haber comprendido que fueron (fuimos) utilizados de “escalera” para facilitar el ascenso de quienes hoy están en el gobierno.
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