jueves, 12 de junio de 2008

PrOposición


Por el Dr. Jorge Larrañaga
En la actual Legislatura el rol propositivo del Partido Nacional está claramente marcado.
La bancada parlamentaria del Partido Nacional ha presentado hasta la fecha 267 proyectos de ley, frente a 66 de la bancada oficialista.
La iniciativa legislativa del gobierno está a cargo del Poder Ejecutivo, el que recurre a sus mayorías parlamentarias con una dinámica de mayorías automáticas, tornando al pasaje de los proyectos de ley por el Parlamento en una suerte de trámite de convalidación, sin permitir un estudio y debate serio de los distintos temas.
Esta modalidad de funcionamiento que se le da al Parlamento Nacional obedece a una visión exclusivista en el manejo de los asuntos públicos que tiene el oficialismo, con presencia exclusiva en el Poder Ejecutivo y mayoría en ambas cámaras.
Se privilegian equilibrios internos de la fuerza política, dando o pretendiendo dar un rol subsidiario al Poder Legislativo.
Esta mecánica gubernista genera una serie de riesgos en cuanto a la técnica legislativa refiere, por eso tenemos una pobre y mala legislación. No se admiten las mejoras que desde la oposición hemos querido introducir en los proyectos de ley. También se produce a consecuencia una baja sustentabilidad en el tiempo de las leyes aprobadas y se corre el riesgo que en próximas legislaturas ante cambios en la composición de fuerzas representadas en el Parlamento las leyes sufran cambios parciales o totales. Pero lo grave es el desprestigio del Parlamento al asignarle un rol subsidiario no fortaleciendo las instituciones ni el proceso democrático. Se afecta la calidad de la Democracia.
Frente a esa forma de actuar y visión del manejo de los asuntos que nos conciernen a todos, la Oposición y en particular el Partido Nacional no ha renunciado ni a su tradición de colaborar y tender le la mano al país, ni al mandato constitucional que establece que la soberanía reposa en el Cuerpo Electoral.
No puede ser el Poder Legislativo un mero recurso de validación de la voluntad del Ejecutivo, despojándolo de su función primordial de representación y discusión. Esto acentúa una visión confrontada dicotómica del sistema político.
No puede permanecer ausente el debate en una sociedad que aspira a crecer como tal. Sin debate no hay diálogo ni calidad en la Democracia de un país.
Desconocer al 50% de los uruguayos a la hora de formular las políticas y plasmarlas en ley, es además de un mecanismo técnicamente deficiente, un error histórico. Que antes se hubiera hecho no legitima su reiteración.
La construcción del destino nacional es derecho y deber de todos.
Nuestro Partido presenta el índice de propuesta legislativa más alto en ambas Cámaras, y nuestra convocatoria es al futuro, no un choque permanente con el pasado.
No importa quien ejerza el gobierno, ni el trato que nos prodigue, el Partido Nacional solo tiene por adversarios a los problemas de los uruguayos.
Consecuente con ello, no cejaremos en nuestro compromiso de alcanzar un país de todos, más justo, con igualdad de oportunidades, moderno e integrado. No afecto a las familias ideológicas sino identificado con el interés nacional. Como Dijo Wilson, ni de izquierda ni de derecha, simplemente blancos.

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