Finalmente, como se dice vulgarmente, el PIT – CNT se sacó la careta y públicamente exhortó a sus afiliados a votar al Frente Amplio en las próximas elecciones nacionales.
Con este acto, los dirigentes de la central “obrera” le asestaron un golpe mortal a la misma, dándole la razón a sus detractores cuando afirmaban que esta organización no era representativa de los trabajadores ni de sus intereses sino que había sido creada para servir a los intereses de la izquierda (era lo que afirmaban los militares golpistas en la década del 70 para justificar la prohibición de la vieja CNT).
¿Cómo explicar sino que veamos, un día si y otro también en televisión, a Juan Castillo o Jorge Bermúdez hablando en nombre del PIT – CNT para, cinco minutos después, pasar a opinar sobre la interna del Partido Comunista o del Frente Amplio?
¿Cómo explicar que durante estos cuatro años de gobierno de “izquierda” no se haya hecho un solo paro general y que cuando se realiza un paro parcial “la central” se apresure a aclarar que no se trata de un paro contra el gobierno sino contra los empresarios?
Durante décadas se habló de la “independencia” del movimiento sindical, de su no identificación con ningún movimiento o partido político, respetando la opiníón política de sus afiliados, cuidándose muy bien los dirigentes sindicales en sus apariciones y declaraciones públicas para no dar la impresión de estar favoreciendo a un sector político en particular.
Hoy las cosas transitan por carriles distintos.
Con la llegada del Frente Amplio al poder, muchos dirigentes sindicales se convirtieron de la noche a la mañana en legisladores (Juan Castillo, Gustavo Bermúdez, Víctor Semproni), Ministros (Víctor Rossi, Daisy Tourné, Marina Arismendi), Directores de Entes Autónomos (Juan Silveira) o Directores en algunas de las Intendencias ganadas por aquel partido político (en Florida tenemos varios ejemplos que no citamos para no herir susceptibilidades), envueltos algunos en escándalos (caso de Rossi por el tema PLUNA -Leadgate o Daisy Tourné con sus famosas apariciones en público), viajando con la delegación oficial en los paseos del Presidente por el mundo, defendiendo medidas antipopulares como el impuesto a los sueldos y las jubilaciones o justificando el pago por adelantado de la deuda al FMI (Fondo Monetario Internacional) a costa del hambre del pueblo.
De aquella vieja central “clasista” e “independiente” llegamos a esta devaluada versión de central amarillista, convertida en simple apéndice del partido hoy en el gobierno, justificando los privilegios de su camarilla dirigente y ocultando o tratando de ahogar toda manifestación de descontento popular.
Hoy el escenario político se ve conmovido por la aparición de este nuevo partido político (que es en lo que los actuales dirigentes de la central “obrera” han convertido a ésta), que muy probablemente favorecerá más a los partidos tradicionales y los grupos escindidos del Frente Amplio (caso del 26 de Marzo), ya que los trabajadores honestos, para los cuales su situación sigue igual o peor que antes, están abriendo los ojos y dándose cuenta de que fueron utilizados para permitir el encumbramiento de unos pocos “vivos” que en lugar de luchar por los intereses de sus supuestos representados lo hacen por los suyos propios y los del gobierno.
Alberto Lamaita es profesor de Historia y Dirigente de Alianza Nacional de Florida.
Columna Semanal publicada en Diario EL HERALDO, martes 10 de marzo de 2009
Con este acto, los dirigentes de la central “obrera” le asestaron un golpe mortal a la misma, dándole la razón a sus detractores cuando afirmaban que esta organización no era representativa de los trabajadores ni de sus intereses sino que había sido creada para servir a los intereses de la izquierda (era lo que afirmaban los militares golpistas en la década del 70 para justificar la prohibición de la vieja CNT).
¿Cómo explicar sino que veamos, un día si y otro también en televisión, a Juan Castillo o Jorge Bermúdez hablando en nombre del PIT – CNT para, cinco minutos después, pasar a opinar sobre la interna del Partido Comunista o del Frente Amplio?
¿Cómo explicar que durante estos cuatro años de gobierno de “izquierda” no se haya hecho un solo paro general y que cuando se realiza un paro parcial “la central” se apresure a aclarar que no se trata de un paro contra el gobierno sino contra los empresarios?
Durante décadas se habló de la “independencia” del movimiento sindical, de su no identificación con ningún movimiento o partido político, respetando la opiníón política de sus afiliados, cuidándose muy bien los dirigentes sindicales en sus apariciones y declaraciones públicas para no dar la impresión de estar favoreciendo a un sector político en particular.
Hoy las cosas transitan por carriles distintos.
Con la llegada del Frente Amplio al poder, muchos dirigentes sindicales se convirtieron de la noche a la mañana en legisladores (Juan Castillo, Gustavo Bermúdez, Víctor Semproni), Ministros (Víctor Rossi, Daisy Tourné, Marina Arismendi), Directores de Entes Autónomos (Juan Silveira) o Directores en algunas de las Intendencias ganadas por aquel partido político (en Florida tenemos varios ejemplos que no citamos para no herir susceptibilidades), envueltos algunos en escándalos (caso de Rossi por el tema PLUNA -Leadgate o Daisy Tourné con sus famosas apariciones en público), viajando con la delegación oficial en los paseos del Presidente por el mundo, defendiendo medidas antipopulares como el impuesto a los sueldos y las jubilaciones o justificando el pago por adelantado de la deuda al FMI (Fondo Monetario Internacional) a costa del hambre del pueblo.
De aquella vieja central “clasista” e “independiente” llegamos a esta devaluada versión de central amarillista, convertida en simple apéndice del partido hoy en el gobierno, justificando los privilegios de su camarilla dirigente y ocultando o tratando de ahogar toda manifestación de descontento popular.
Hoy el escenario político se ve conmovido por la aparición de este nuevo partido político (que es en lo que los actuales dirigentes de la central “obrera” han convertido a ésta), que muy probablemente favorecerá más a los partidos tradicionales y los grupos escindidos del Frente Amplio (caso del 26 de Marzo), ya que los trabajadores honestos, para los cuales su situación sigue igual o peor que antes, están abriendo los ojos y dándose cuenta de que fueron utilizados para permitir el encumbramiento de unos pocos “vivos” que en lugar de luchar por los intereses de sus supuestos representados lo hacen por los suyos propios y los del gobierno.
Alberto Lamaita es profesor de Historia y Dirigente de Alianza Nacional de Florida.
Columna Semanal publicada en Diario EL HERALDO, martes 10 de marzo de 2009
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