Iniciamos el año 2009 con intensas actividades. Durante enero estuvimos recorriendo algunas ciudades del interior, como Tomás Gomensoro y Bella Unión en el Departamento de Artigas, Salto y San José. Estuvimos también en Canelón Chico junto a productores afectados por la sequía, y en Montevideo, en Villa Prosperidad en Manga Rural.
Durante el mes de febrero por su parte, iniciamos una intensa actividad por todos los barrios de la capital. Hemos realizado más de 100 asambleas, recibiendo de primera mano las inquietudes y opiniones de la gente.
Esta modalidad de contacto directo con la gente es la que reconocemos como la auténtica y más sincera práctica de la política. Un político debe estar cerca de la gente, de sus esperanzas, de sus inquietudes, de sus sueños y desvelos, porque sólo así, puede comprenderse y ser efectivos en las respuestas a sus necesidades. Por ello siempre vamos a preferir el mano a mano, el contacto directo y personal con la gente, destinatario de la actividad política.
En esas instancias, que estuvieron más próximas a una charla entre compañeros, entre personas que comparten el propósito de construir una sociedad mejor, más justa y próspera, que en una disertación o conferencia, pudimos constatar una sensación que domina tanto Montevideo como el Interior: los blancos vamos a ganar.
Existe la percepción que el modelo de gobierno de la izquierda está agotado, no sólo al frente del gobierno nacional sino también, en el Departamento de Montevideo.
Existe un escenario de confianza en el proyecto político que encarna el Partido Nacional y en particular la necesidad de plasmar en la realidad el modelo de justicia e igualdad de oportunidades que representa Alianza Nacional.
En el marco de estos “casa a casa” por Montevideo, tuvimos diálogo con comerciantes, con empresarios, con trabajadores y con vecinos en general, que reafirmaron nuestra perspectiva sobre los reales problemas de la gente.
Los reclamos populares pasan por seguridad, empleo, educación, salud, y la preocupación por la inflación, así como el temor por el impacto de la crisis financiera que ha dejado de ser internacional y pasado a ser nacional, golpeando a sectores trascendentes de nuestra economía.
La seguridad, o su carencia, marca negativamente la calidad de vida de los uruguayos. Existe temor, miedo, que está lejos de responder a una sensación térmica; es la respuesta a los delitos que pasan en su barrio, en la esquina de su casa, en los comercios de su zona. Muchos montevideanos no pueden dejar su casa sola por temor a ser víctimas de un hurto, están enrejados y temerosos, y eso sin duda afecta la noción de libertad.
El gobierno no ha dado respuesta a este problema, y a veces, ha pretendido subestimarlo y minimizarlo, responsabilizando a la oposición, a la sociedad pero nunca asumiendo su propia responsabilidad.
Por este tema estuvimos visitando la seccional 16ª ubicada en Maroñas, donde nos entrevistamos con el Comisario y nos trasladó la problemática de una seccional que con 148 efectivos policiales debe dar cobertura a 137 mil personas. El 80% de los policías cumple servicios especiales que los lleva a trabajar 15 y 16 horas por día.
Esto sucede en la mayoría –por no decir todas- las seccionales policiales, con lo cual, para mejorar la calidad de la seguridad pública, se necesita incrementar el gasto, pasando del 1,3% del PBI en la actualidad, al estándar internacional que oscila en el 2% del Producto.
El empleo es otro gran motivo de preocupación. Si bien las cifras oficiales son alentadoras, lo cierto es que la combinación del nivel de los salarios con los precios de la canasta básica, es una de las preocupaciones principales de la clase media uruguaya.
A esto hay que agregarle que existen dificultades adicionales para ciertos sectores etarios. Los jóvenes, a quienes se les requiere un nivel de preparación que por su propia condición no pueden tener, como la exigencia de experiencia previa. El otro sector con problemas es el de los mayores de 40 años, que cuando pierden el empleo les resulta muy difícil reinsertarse laboralmente porque no son “lo suficientemente jóvenes”. Aquí es donde debe asumir un rol activo el Estado, a través de políticas promocionales que apunten a restablecer equilibrios y oportunidades en el seno de nuestra sociedad.
Un reclamo estrechamente vinculado a lo anterior es la necesidad de mejorar la educación. La gente reclama una mejora de la respuesta del sistema educativo a sus demandas y a las necesidades del mercado laboral. Allí la UTU tiene que jugar una tarea fundamental, preparando a nuestros jóvenes para un mercado más competitivo y con necesidades específicas.
La escuela pública debe volver a ser institución de referencia comunitaria, sirviendo como agente de inclusión social, siendo epicentro de las políticas con enfoque social mediante la escuela de tiempo completo, que brinde asistencia educativa, sanitaria y también alimentaria, porque el Plan Ceibal, que es un buen instrumento, de nada servirá a los niños si éstos tienen una adecuada alimentación.
Debemos revertir la brecha entre ricos y pobres y devolverle a la escuela su rol como agencia de integración social, desterrando la visión que se tiene en Montevideo respecto a que la enseñanza pública es para los que no pueden pagar la educación privada. La escuela pública debe volver a ser motivo de orgullo nacional.
La atención de salud es otra gran tarea pendiente en Montevideo. Existe la absoluta necesidad de transformar el dispensario del Cerro en Hospital, para que brinde de mejor manera la cobertura sanitaria a esa importante zona de la capital. Un nuevo Hospital Pasteur, es otro compromiso que asumimos, como forma de atender la demanda de la zona este de la capital.
La pasta base surgió en también las conversaciones con los vecinos. Es impostergable tener centros públicos que traten a los adictos, que den contención al enfermo y a su familia, porque estamos frente a una droga que afecta dramáticamente a un sector numeroso de nuestra población. Tuvimos la oportunidad de visitar el complejo Beraca, un predio de 27 hectáreas ubicado en el km. 21 de Camino Maldonado, donde cientos de jóvenes se rehabilitan de las drogas, viviendo en comunidad a través del deporte, y actividades como cocina y jardinería. Esfuerzos como estos merecen el estímulo por parte del Estado y la Sociedad.
El desafío es grande, las necesidades son muchas, pero son ciertamente muy menores a las posibilidades que tenemos los uruguayos si nos unimos tras el propósito común de construir una sociedad mejor.
En toda esta recorrida por la ciudad de Montevideo compartimos con la gente la esperanza y el convencimiento que lo mejor para nuestro Uruguay está por venir, y pusimos énfasis en tres conceptos que sintetizan la visión país de Alianza Nacional: oportunidades para los jóvenes y los niños, justicia para los trabajadores y dignidad y respeto para los adultos mayores.
Durante el mes de febrero por su parte, iniciamos una intensa actividad por todos los barrios de la capital. Hemos realizado más de 100 asambleas, recibiendo de primera mano las inquietudes y opiniones de la gente.
Esta modalidad de contacto directo con la gente es la que reconocemos como la auténtica y más sincera práctica de la política. Un político debe estar cerca de la gente, de sus esperanzas, de sus inquietudes, de sus sueños y desvelos, porque sólo así, puede comprenderse y ser efectivos en las respuestas a sus necesidades. Por ello siempre vamos a preferir el mano a mano, el contacto directo y personal con la gente, destinatario de la actividad política.
En esas instancias, que estuvieron más próximas a una charla entre compañeros, entre personas que comparten el propósito de construir una sociedad mejor, más justa y próspera, que en una disertación o conferencia, pudimos constatar una sensación que domina tanto Montevideo como el Interior: los blancos vamos a ganar.
Existe la percepción que el modelo de gobierno de la izquierda está agotado, no sólo al frente del gobierno nacional sino también, en el Departamento de Montevideo.
Existe un escenario de confianza en el proyecto político que encarna el Partido Nacional y en particular la necesidad de plasmar en la realidad el modelo de justicia e igualdad de oportunidades que representa Alianza Nacional.
En el marco de estos “casa a casa” por Montevideo, tuvimos diálogo con comerciantes, con empresarios, con trabajadores y con vecinos en general, que reafirmaron nuestra perspectiva sobre los reales problemas de la gente.
Los reclamos populares pasan por seguridad, empleo, educación, salud, y la preocupación por la inflación, así como el temor por el impacto de la crisis financiera que ha dejado de ser internacional y pasado a ser nacional, golpeando a sectores trascendentes de nuestra economía.
La seguridad, o su carencia, marca negativamente la calidad de vida de los uruguayos. Existe temor, miedo, que está lejos de responder a una sensación térmica; es la respuesta a los delitos que pasan en su barrio, en la esquina de su casa, en los comercios de su zona. Muchos montevideanos no pueden dejar su casa sola por temor a ser víctimas de un hurto, están enrejados y temerosos, y eso sin duda afecta la noción de libertad.
El gobierno no ha dado respuesta a este problema, y a veces, ha pretendido subestimarlo y minimizarlo, responsabilizando a la oposición, a la sociedad pero nunca asumiendo su propia responsabilidad.
Por este tema estuvimos visitando la seccional 16ª ubicada en Maroñas, donde nos entrevistamos con el Comisario y nos trasladó la problemática de una seccional que con 148 efectivos policiales debe dar cobertura a 137 mil personas. El 80% de los policías cumple servicios especiales que los lleva a trabajar 15 y 16 horas por día.
Esto sucede en la mayoría –por no decir todas- las seccionales policiales, con lo cual, para mejorar la calidad de la seguridad pública, se necesita incrementar el gasto, pasando del 1,3% del PBI en la actualidad, al estándar internacional que oscila en el 2% del Producto.
El empleo es otro gran motivo de preocupación. Si bien las cifras oficiales son alentadoras, lo cierto es que la combinación del nivel de los salarios con los precios de la canasta básica, es una de las preocupaciones principales de la clase media uruguaya.
A esto hay que agregarle que existen dificultades adicionales para ciertos sectores etarios. Los jóvenes, a quienes se les requiere un nivel de preparación que por su propia condición no pueden tener, como la exigencia de experiencia previa. El otro sector con problemas es el de los mayores de 40 años, que cuando pierden el empleo les resulta muy difícil reinsertarse laboralmente porque no son “lo suficientemente jóvenes”. Aquí es donde debe asumir un rol activo el Estado, a través de políticas promocionales que apunten a restablecer equilibrios y oportunidades en el seno de nuestra sociedad.
Un reclamo estrechamente vinculado a lo anterior es la necesidad de mejorar la educación. La gente reclama una mejora de la respuesta del sistema educativo a sus demandas y a las necesidades del mercado laboral. Allí la UTU tiene que jugar una tarea fundamental, preparando a nuestros jóvenes para un mercado más competitivo y con necesidades específicas.
La escuela pública debe volver a ser institución de referencia comunitaria, sirviendo como agente de inclusión social, siendo epicentro de las políticas con enfoque social mediante la escuela de tiempo completo, que brinde asistencia educativa, sanitaria y también alimentaria, porque el Plan Ceibal, que es un buen instrumento, de nada servirá a los niños si éstos tienen una adecuada alimentación.
Debemos revertir la brecha entre ricos y pobres y devolverle a la escuela su rol como agencia de integración social, desterrando la visión que se tiene en Montevideo respecto a que la enseñanza pública es para los que no pueden pagar la educación privada. La escuela pública debe volver a ser motivo de orgullo nacional.
La atención de salud es otra gran tarea pendiente en Montevideo. Existe la absoluta necesidad de transformar el dispensario del Cerro en Hospital, para que brinde de mejor manera la cobertura sanitaria a esa importante zona de la capital. Un nuevo Hospital Pasteur, es otro compromiso que asumimos, como forma de atender la demanda de la zona este de la capital.
La pasta base surgió en también las conversaciones con los vecinos. Es impostergable tener centros públicos que traten a los adictos, que den contención al enfermo y a su familia, porque estamos frente a una droga que afecta dramáticamente a un sector numeroso de nuestra población. Tuvimos la oportunidad de visitar el complejo Beraca, un predio de 27 hectáreas ubicado en el km. 21 de Camino Maldonado, donde cientos de jóvenes se rehabilitan de las drogas, viviendo en comunidad a través del deporte, y actividades como cocina y jardinería. Esfuerzos como estos merecen el estímulo por parte del Estado y la Sociedad.
El desafío es grande, las necesidades son muchas, pero son ciertamente muy menores a las posibilidades que tenemos los uruguayos si nos unimos tras el propósito común de construir una sociedad mejor.
En toda esta recorrida por la ciudad de Montevideo compartimos con la gente la esperanza y el convencimiento que lo mejor para nuestro Uruguay está por venir, y pusimos énfasis en tres conceptos que sintetizan la visión país de Alianza Nacional: oportunidades para los jóvenes y los niños, justicia para los trabajadores y dignidad y respeto para los adultos mayores.
Jorge Larrañaga para La Democracia
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