Por Leopoldo Amondarain
En un momento difícil económico, social y político, Larrañaga, con el acto del Cilindro este sábado último todo un éxito multitudinario sin duda, obliga a ambientar a todo el staff político partidario y extrapartidario, que estratégicamente por diferentes razones no se había movido, a marchar aunque "rechinando" sus engranajes. Esta estocada a fondo del gaucho termina con una serie de fabricados "mitos o dimes y diretes" que se daban por reales. Las primeras consecuencias las sufren los encuestadores que, sin explicaciones probadas y realistas, daban a Alianza Nacional, en el mejor de los casos, un "empate técnico" y en otros, varios puntos debajo del "tope" en la interna blanca. La prueba de fuerza que expuso el "Guapo" este sábado pasado dicho con el mayor respeto no creo, humildemente, que hoy la pueda hacer nadie dentro del Partido. Es el líder y punto.
No se me enojen, pero eso es real. Entusiasmo, fervor, pasión, credibilidad, afecto y simpatías y el íntimo convencimiento que amigos y correligionarios varios, incluyendo hasta algún veedor que "vichoneaba de cara larga", admitieron la supremacía contundente de Jorge Larrañaga. Por supuesto, falta un año y digo, como blanco leal y honrado en mis afectos partidarios, que los demás grupos, tanto el del Dr. Lacalle como el de mi amigo Vidalín, dudo puedan empardar o incluso superar este acto. Lo digo porque más que la interna, es fundamental la Nacional, o sea el gobierno propiamente dicho, para los que amamos el Partido, con una aspiración de estructura progresista futura, con reformas productivas y políticas internacionales independientes, nacionalistas que aventen toda influencia foránea imperial. Bueno también es señalar, quedó claro y sin duda alguna, el sentimiento de unidad partidario. Por supuesto que con algún matiz interno muy menor en el relacionamiento natural de cada grupo. Pero sustancialmente, una masa compacta comprometida a apoyar al que gane, dando la seguridad a la ciudadanía de soluciones coherentes y sin contradicciones ideológicas que, de haberlas, producirían el caos gubernamental futuro. Es un partido unido. O sea, la unión que nos da fuerza como base fundamental para aspirar al triunfo futuro. Hasta acá, macanudo. Pero hay otras consecuencias gravitantes que hacen más sólida y medular la posición de Alianza Nacional y de su líder Larrañaga.
No me refiero al "lumpen" más o menos despistado y sin formación, o incluso "seudo" intelectuales incluyendo los "sin seudo", enamorados de doctrinas foráneas de origen en su mayoría europeizadas, sino al "cerno" medular y serio del país. Léase estructuras familiares como el matrimonio, sociedad responsable, juventud alejada de drogas que se prepara con fines profesionales, comerciales, industriales y agropecuarios. El aspecto social que ve amenazados diariamente su seguridad física y el futuro de trabajo y prosperidad de una sociedad de bases y formación cristiana y democrática por una presunta revolución que nos quieren imponer, de tendencia socialoide radical, que prioriza un conformismo y hasta un liberticidio en el tratamiento con delincuentes, que campean sueltos en las calles creando las inseguridades correspondientes. Mientras las familias y la sociedad respetable y trabajadora, deben encerrarse entre rejas buscando protección que el gobierno en los hechos se las niega. Tampoco olvidar la legalización del crimen del aborto. Canto a la muerte contra la concepción que desde siempre los blancos y cristianos hemos defendido como principios primarios y capital de priorizar la vida humana. Y el embrión o feto es sin dudas un ser humano absoluto con alma y existencia propia. Concepción que se les quiere negar criminalmente al concebido.
La solidez y concepción no sólo material sino espiritual, de respeto y mantenimiento de la estructura de familia, como cimiento fundamental de toda sociedad sana. Se le socaba directa y subliminalmente queriendo legalizar, en pie de igualdad legal, uniones antinaturales sodomatizadas. La moral, no sólo la cristiana sino cualquiera naturalmente tomada unión heterosexual de hombre-mujer para reproducirse regularmente como Dios mandató, se le quiere desprestigiar al punto que el propio Estado acepte que un niño recién nacido, huérfano o abandonado en lugar de protegerlo como corresponde con destinos culturales y formativos de familias normales, sean entregados en adopción a uniones de parejas sodomitas. Alianza Nacional y Larrañaga están dando esa tranquilidad a la tradicional sociedad bien constituida.
No a las tendenciosas europeizadas ajenas a nuestras costumbres y formaciones humanas que han sido orgullo de una patria que fue ejemplo de sociedad sana y próspera, la Suiza de América, que aún queda y se resiste a transformarse en sistemas seudo socialoides de culturas y moral sustancialmente diferentes. Desde el punto de vista económico, humanizar las cargas impositivas. Verdadero alud imparable, voraz e impagable por una sociedad cada día más empobrecida, endeudada y angustiada por falta de un futuro auspicioso. Tampoco y fundamental a nivel internacional, ser dependientes de otros países poderosos continentales, porque presuntamente son ideológicamente parecidos. El cuento de las "hermandades" cuando entran los intereses materiales sólo se lo creen los incapaces y los idiotas. El ejemplo más obvio es el que se sufrió con la Argentina y sus piqueteros, que nos han apuñalado por la espalda. Convencerse que no es con limosnas miserables que se combate la pobreza y el hambre.
Sacarle dinero al que trabaja para regalarlo al que no trabaja, no puede ser, jamás solución viable y equitativa en ninguna época. Dar cultura y enseñar oficios creando fuentes de trabajo, sí, es solución en cualquier parte del mundo. Como tampoco se puede permitir "gobiernos" paralelos gremiales y sindicales que manden mucho más que el gobierno nacional en los hechos. En buen romance, en el acto no sólo quedó plasmada la fuerza de Alianza Nacional y su líder Larrañaga.
Se dijo y a través de las políticas expuestas queda garantizadas las defensas, adecuadas al tiempo que vivimos, o sea con un enfoque progresista, de los viejos principios de autoridad, culturas, independencias políticas y económicas internacionales y demás bases que hicieron y construyeron la patria. Honradez administrativa con promesas veraces, sin exageraciones y mentiras, y nacionalismo progresista sin entreguismos vergonzantes a los imperialismos.
¡Dignidad arriba y regocijo abajo!
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