martes, 26 de agosto de 2008

'Tengo enormes diferencias con Mujica, pero eso no me impide dialogar'


Jorge Larrañaga. Un mano a mano sin temas tabú con el precandidato blanco
Sanducero y dos veces intendente de aquel departamento; abogado, actual senador y presidente del Honorable Directorio, el doctor Jorge Larrañaga adhiere ideológicamente a un liberalismo solidario inspirado en su mentor, Wilson Ferreira Aldunate.
Acuerdos. Larrañaga dijo que en la próxima elección "ninguno de los partidos va a tener mayorías parlamentarias" y que, por tanto, "hay que ser práctico" y abonar el tiempo de entendimientos Cómodamente instalados en su despacho del Senado, café y té mediante, don Jorge Larrañaga se dispone a responder a mis preguntas mientras Juan Milans dispara su aparato fotográfico desde diversos ángulos.

--¿Por qué un blanco lo elegiría a usted y no a Lacalle como candidato a la Presidencia?

--No me gusta hablar en contra de un compañero, voy a hablar de diferencias que son indiscutibles. Hay una diferencia generacional, también una diferencia de raíces, de dónde venimos. Hay diferencias en el posicionamiento político, en posturas en distintos temas de la vida del país. Yo soy un nacionalista wilsonista por convicción; y pretendo hacer que Wilson sea futuro y lograr que sus ideas puedan acceder al gobierno. Pienso que las diferencias van a ir emergiendo de las distintas posturas; por ejemplo, yo soy un convencido de que nuestro partido debe hacer una autocrítica, sabiendo que las cosas no suceden porque sí; el Frente no ganó la elección de 2004 por mérito exclusivo de su plataforma política sino también por errores de los otros partidos. El partido debe hacer una autocrítica de algunas políticas neoliberales que se implementaron desde el 84 al 2004. Creo que ciertos componentes de esas políticas económicas no se compadecían con buena parte de las posturas que el país reclamaba. Pero la autocrítica también debe llevarnos a reconocer que lo que ahora hace el FA con la oposición, que la excluye, se practicó desde el 84 hasta el 2004... Vamos a ser claros. No creo que sea desdoroso asumir aquellas cosas que a nuestro juicio no estuvieron en línea con lo que sostuvimos.

--¿Qué lectura debemos hacer del reciente encuentro con Mujica?

--A mí me hace gracia la crítica de algunos compañeros cuando ellos mismos habían pedido encuentros de ese tipo. Pero eso es anecdótico, forma parte del juego político. Me parece que el país necesita entendimientos y me parece que el camino que debe tomar el Partido Nacional debe ser de postular la construcción de políticas de Estado, y a partir de la realidad --a mi modo de ver indiscutible-- de que ninguno de los partidos va a tener mayorías parlamentarias, hay que ser práctico e ir abonando el tiempo de que por encima de las diferencias tengamos diálogo y entendimientos dentro del sistema políticos. He sido muy duro y he sido cuestionador de este gobierno, pero también quiero decir claramente que hay que impulsar entendimientos. Tengo enormes diferencias con el senador Mujica, las tengo desde su propia actuación a la luz de los hechos históricos, tengo diferencias con su postura actual respecto de la anulación de la Ley de Caducidad, tengo diferencias en las políticas sectoriales que debió implementar y no implementó cuando fue ministro de Ganadería... Pero, ¿eso debe impedirme dialogar? Porque si tenemos que tener coraje para criticar, también tenemos que tener coraje, decisión y razón para dialogar.

--Ahora, este último encuentro con Mujica tuvo una trascendencia mucho mayor que otros. ¿Hubo una voluntad de su parte, o de parte de Mujica o de parte de ambos de que el encuentro trascendiera?

--No hubo una deliberada actitud de magnificar la imagen del encuentro. Quizá el entorno, el lugar... El doctor Lacalle se reunió hace dos años en su casa de Montevideo con el presidente de la República, y tuvo la estridencia que tuvo en razón de que era el presidente el que se reunía con un actor político importante, y nadie se llamó a sorpresa. Esta otra reunión se hace en el centro del país, entre dos actores políticos que además no es la primera vez que se reúnen; yo me había reunido con él en su chacra, estuvimos tres horas conversando... Nos dijimos "no vamos a andar con reuniones secretas, ¿por qué tenemos que reunirnos secretamente?". Entonces, ahí estuvo toda la prensa, y me parece positivo porque además terminamos abiertamente comiendo un churrasco con todos los periodistas. Es un diferencial de la política uruguaya que el país no puede perder. Estamos en la vereda de enfrente en muchísimos temas del gobierno, pero no hay una zanja infranqueable, porque ¡pobres de los sistemas políticos que no tienen diálogo entre los partidos! Fíjese lo que pasa en Venezuela, en Bolivia en Ecuador, en Argentina...

--¿Cómo se concretaría esa idea de acuerdo?
--Creo que soy coherente con lo que he dicho siempre: yo quiero impulsar una coalición nacional; fui el primero en lanzar esa idea. Si soy el presidente de los uruguayos, quiero convocar a los mejores en la integración del Poder Ejecutivo en la integración de los entes autónomos, en la renovación de los organismos de contralor. Voy a implementar además dos mecanismos que me parecen importantes: el primero, de convocatoria periódica, bimensual, a los presidentes de los partidos de la oposición para discutir sobre los grandes temas de la vida del país; y también, vamos a tener una línea de consulta con los ex presidentes. El país no puede desperdiciar el acumulado de experiencia de los ex presidentes; creo que pueden tener un papel trascendente en la inserción internacional, en la solución de situaciones de crisis, en la capitalización de sus experiencias. Eso es lo que yo propongo como precandidato del Partido Nacional: las cosas claras, bien definidas, el camino bien indicado, bien señalizado.
Que los que me votan sepan qué votan, sepan que quiero un Partido Nacional afiliado a lo que dice su carta de principios, que postula un liberalismo igualitario y solidario; y yo le agrego liberalismo inteligente, inclusivo, incluyente, con justicia social. Ese es el centro del sistema político, esa es la línea que Wilson Ferreira le dio al Partido Nacional y bueno, es modestamente la línea que yo pretendo darle a mi partido.

--En caso de que haya balotaje entre usted y el candidato del Frente Amplio, ¿cree que contará con los votos colorados?
--En un balotaje vamos a tener aportes de todos los sectores. Creo que en función de las postulaciones que existan en los partidos es que se producirán los alineamientos, y ahí tendremos votos de colorados, del Partido Independiente, tendremos votos de la Unión Cívica y también del Frente Amplio, según quién sea el candidato que tengamos que enfrentar. Ojalá que el Frente Amplio tenga elección interna para resolver su candidato a la Presidencia, porque entonces la gente elegirá al mejor candidato para enfrentar al mejor candidato de los otros partidos; y viceversa: en el Partido Nacional la gente va a elegir al candidato que le atribuya más chances de derrotar a los otros candidatos.
Yo creo que, según lo que muestran las encuestas, va a haber segunda vuelta y nadie va a tener mayoría parlamentaria.
Y respetando enormemente a los otros partidos, la cuestión va a dilucidarse entre el candidato único de Frente y el candidato único del Partido Nacional.

--En el balotaje del 99 usted apoyó al doctor Jorge Batlle.

--Nosotros apoyamos la decisión del Directorio del Partido de hacer un acuerdo con el candidato Jorge Batlle. Después, no apoyamos la integración de ministros blancos al gabinete del presidente Batlle, y después, en el 2002, encabezamos un movimiento al interior del Partido que juntó firmas para convocar a la Convención y retirar a los ministros blancos del gabinete. Fuimos consecuentes con nuestra postura de que el Partido no necesitaba de cargos para apoyar al gobierno que se instalaba. Y prueba de ello es que después que se retiraron los ministros blancos, el partido siguió en el Parlamento apoyando las medidas centrales. Nuestra propuesta de políticas de Estado de un gobierno de coalición nacional hacia el 2010 tiene su raíz en la gobernabilidad que impulsó Wilson Ferreira en 1984.

--Usted piensa, entonces, que en caso de ganar en el balotaje, usted podría contar con el apoyo de Mujica.

--Vamos a convocar a todo el Frente Amplio como colectividad partidaria. Veremos después qué puede suceder dentro del conglomerado de izquierda, pero el país necesita políticas de Estado en materia de política internacional, en materia de defensa de la inversión para generar trabajo, en educación. El país precisa una política poblacional, el país necesita una política de desarrollo nacional integral para alentar fuertemente el crecimiento y el desarrollo del interior del país. Si el Interior no crece, el Uruguay no crece. Como hombre del Interior, creo en las políticas diferenciales desde el punto de vista tributario y tarifario, para radicar emprendimientos productivos en el Interior.
El Uruguay registra más de 700 mil compatriotas que han migrado internamente, que han cambiado de lugar dentro del territorio nacional; son corrimientos hacia el sur, hacia el área metropolitana.
Esto ha generado lo que Wilson alertó hace 30 o 40 años: un ahuecamiento del país, un vaciamiento del país. Y esto se da porque el país no tiene igualdad de oportunidades ­por lo menos en el arranque­ para todos los uruguayos. Y esto explica también por qué los uruguayos se van, y por qué se van los más capacitados, en busca de las oportunidades que el país no les brinda a nuestros jóvenes, y esto es una realidad. Si no hacemos algo entre todos, los programas partidarios pueden terminar siendo papel pintado, en los que la retórica de la promesa supera la práctica de la ejecutoria.
Fuente: Diario LA REPÚBLICA, sábado 23 de agosto de 2008

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