miércoles, 6 de agosto de 2008

Niñez desprotegida


Por el Dr. Jorge Larrañaga

Un gran porcentaje de la niñez uruguaya vive un triste presente y carece de una perspectiva de un mejor futuro.

Lamentablemente nos resulta cada vez más cotidiano ver niños en situación de calle. Los vemos en las salidas de los supermercados, en las esquinas, cada vez más pequeños y en mayor cantidad.

Según cifras oficiales más del 48% de los menores de 12 años vive bajo la línea de pobreza, esa cifra supera el 51% en Montevideo.

Según el INAU en la capital y el área metropolitana viven más de 1800 niños en situación de calle.

Este panorama nos debe movilizar como sociedad, y principalmente a las autoridades. Por estos días el INAU lanzó un programa y campaña publicitaria que pretende “educar”, recomendando no dar monedas a los niños que piden en la calle. La responsabilidad del INAU es que no haya niños en situación de mendicidad, esa es su tarea.

Esta triste realidad se traslada a la educación. Si revisamos las cifras en educación vemos que el 13% de los alumnos que empiezan el liceo lo abandonan antes de que termine el primer año. Menos de la mitad de quienes inician secundaria llegan a terminar bachillerato. Pero este promedio general esconde realidades muy desiguales: el 80 % de los alumnos provenientes en hogares ubicados en el quintil más alto llega a terminar secundaria. Esto sólo ocurre con el 30 % de los alumnos provenientes del quintil más bajo.

El 20% de los niños repiten el primer año de escuela, cifra que alcanza el 40% en los barrios más pobres, y entre los jóvenes de 17 años, el 48% no está asistiendo a ningún centro educativo.

En definitiva, la deserción estudiantil castiga a los más débiles reproduciendo desigualdad y pobreza.

Si a estas cifras le agregamos que la desigualdad creció, la perspectiva empeora. Efectivamente, según un estudio publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas se observa una tendencia a la concentración de la riqueza en el País. Según se ve en dicho informe, el decil -10%- de menores ingresos de la población percibía en el año 2002 el 1.8% del total de ingresos de la población. En el año 2006 percibieron 1.7% del total. En contraste, el decil de más altos ingresos captaba en 2002 33.5% del total de ingresos en tanto en 2006 captó 33.7%.

A pesar de todas las medidas “redistributivas” que ha tomado el Gobierno, a pesar de todos los “esfuerzos” que se expresa se han realizado, la tendencia a la concentración del ingreso es clara, en 2002 el decil de mayores ingresos percibía 18.4 veces más que el decil de menores ingresos, en tanto en 2006, esta relación aumentó a 19.3 veces.

Las políticas de asistencialismo implementadas por el gobierno no están generando los resultados esperados, al menos no alcanzaron el objetivo que nosotros entendemos deseables, la reinserción social de los menos favorecidos, dando oportunidades para el desarrollo personal en base al esfuerzo y dando la capacidad de que cada individuo pueda construirse su destino.

Días atrás el Director de la OPP nos reveló a los uruguayos la estrategia oficialista de transformar los planes sociales en votos, la dependencia de los más pobres a los planes asistencialistas en una suerte de estatización de la pobreza cobra un triste sentido electoral.

Las políticas sociales deben procurar mejorar los niveles de acceso a las oportunidades de los menos favorecidos, y no ser utilitarios a una fuerza política y menos aún poner en riesgo al sector más frágil de una sociedad, la niñez.

Entendemos necesario un enfoque global de las políticas sociales y un hincapié especial en la infancia, revalorizando a la escuela pública como epicentro de toda la política social, de modo que cumpla con funciones, educativas, alimenticias, sanitarias y de contención familiar, y así poder revertir la infantilización de la pobreza.

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