martes, 19 de agosto de 2008

CALAVERA NO CHILLA


El pasado jueves 14, en un programa periodístico de Canal 5 (¿el canal oficial u oficialista?) uno de sus conductores daba rienda suelta a su indignación para con la prensa escrita, a la que acusó de magnificar los hechos de violencia (el día anterior un joven policía había sido ejecutado para robarle su moto).
Como ejemplo de lo que debía ser la “buena” prensa, el conductor mostró a las cámaras la tapa del ejemplar del día de un conocido matutino frenteamplista que ocupaba la misma con la foto de la lap – top número 100000 entregada el día antes por el Presidente (para el conductor televisivo por lo visto, la vida de un policía vale menos que una computadora de juguete).
Al parecer, desde la asunción del Frente Amplio al gobierno, la prensa se ha especializado en cubrir particularmente los hechos de la llamada “crónica roja”, en detrimento de otros aspectos de la realidad, con la aviesa intención de perjudicar la imagen del gobierno.
Llama la atención que la izquierda se queje de una práctica en la que ella misma incurrió a lo largo de los 21 años que fue oposición.
Si para muestra basta un botón, he aquí algunos de los titulares con que el hoy oficialista diario La República (parte de la “prensa buena” al decir del doctor Vázquez) solía ilustrar la tapa de sus ejemplares en la época de los gobiernos blancos y colorados:
“Montevideo despertó en un baño de sangre”. “Retornó el terror al Uruguay: harán seis atentados antes del 19 de abril”. “Noche sangrienta. Dos heridos de bala, dos apuñalados, decenas de heridos”. “Comando Lavalleja explotó una bomba en Minas”.
Comandos de ultraderecha planeando atentados para desestabilizar la democracia, logias militares conspirando en las sombras, asesinatos, robos, secuestros, eran la tónica de la información brindada por la hoy llamada “prensa buena”, especializada en transmitir sólo “noticias positivas”.
Se trataba de crear una imagen de caos, inseguridad, temor, resaltando al mismo tiempo la incapacidad o falta de voluntad del gobierno tradicional de turno para terminar con esos flagelos.
Y ni que hablar de la estrategia empleada por el Frente Amplio para explotar estos temas en provecho propio: pintadas en los muros, volanteadas, interpelaciones casi a diario en el Parlamento, echando más leña al fuego y arrimando agua para su propio molino. El país en crisis, en situación de “emergencia”, sumido en el desastre, la desesperanza... Hambre, violencia, pobreza, eran los ejes sobre los cuales giraba la propaganda de la izquierda.
Desde el 1° de marzo de 2005 todo cambió. Ya no quedaba bien hablar de esos temas. Había que dejar en claro en el imaginario colectivo el “antes” y el “después” que se había producido en el país desde el ascenso del Frente Amplio, minimizando las noticias “malas” y destacando las “buenas”, para dar la impresión de que las cosas habían cambiado. Sin embargo la realidad es terca, y la mayor parte de la prensa del país ha demostrado tener la madurez y valentía suficientes para no doblegarse a las presiones del poder de turno, ejerciendo su misión, que no es otra que la de mantener informada a la gente.


Alberto Lamaita es profesor de Historia y dirigente de ALIANZA NACIONAL DE FLORIDA

Columna publicada en Diario EL HERALDO, martes 19 de agosto de 2008

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mamadera, se bajaron los calzoncillos con el Cqo. No tienen dignidad ninguna, comprate 100 grs en la farmacia y volve a empezar...