martes, 15 de abril de 2008

Corresponsables


Para esa construcción es necesaria una activa participación ciudadana, que genere una nueva forma de gestionar los asuntos públicos.
Entender, pensar y en definitiva esperar que desde la política se solucionen los temas –públicos y privados- sin que los ciudadanos participen activamente, sin involucrarse vivamente, supone una suerte de abandono de derechos pero también, implica dejar de cumplir deberes.
Los nuevos tiempos requieren de un compromiso ético en el ejercicio de la cosa pública, tanto por el gobierno como por la sociedad, que ésta asuma un rol activo, que no se agote en reclamar derechos, sino también en cumplir deberes. Debemos ser –somos- , corresponsables, Estado y Ciudadanos.
Ser corresponsables no implica nunca que los políticos y quienes están mandatados para ejercer el gobierno se excusen y escuden en esa misma idea para no cumplir sus responsabilidades, supone exactamente lo contrario.
Supone que se generen, tanto desde lo público, como desde la sociedad, las instancias para que el ciudadano se integre y sea el protagonista en la toma de decisiones, en el monitoreo, control y ejecución de las medidas con incidencia pública, de modo de generar el desarrollo del individuo como tal y como miembro de la sociedad.
El Estado tiene la obligación de generar oportunidades, crear condiciones para que el individuo en base a su esfuerzo, se desarrolle, alcance plenitud. El ciudadano, el deber de coparticipar de modo de controlar que efectivamente se reconozcan sus derechos, se articulen sus demandas y se cumplan las promesas que parten desde la política.
Es a beneficio del propio ciudadano este cambio mental que alentamos, aquel donde el ciudadano construye –a partir de un Estado eficiente- su propia plataforma de vida.
Desde los partidos se deben habilitar espacios para esa participación, para que influya y sea determinante, no meros y vacíos mecanismos formales.
Debe existir una verdadera ingeniería de la participación.
El Partido Nacional viene transitando este camino, integrando en su proceso de decisión a los jóvenes, a la mujer, atendiendo a la problemática social, educativa, en definitiva, incluyendo, dando protagonismo al destinatario último –y primero- de la actividad política, a la gente, al ciudadano.
Ese ciudadano tiene el derecho a participar, pero entendemos tiene además, el deber de participar, el de reclamar, el de preguntar, el de informarse. Se debe ejercer la ciudadanía con un criterio y un sentido ético. Implica que seamos mejores ciudadanos, más preocupados y ocupados de los asuntos públicos.
El destino nacional debe ser producto del esfuerzo de todos. Hay un proceso compuesto por el esfuerzo, el mérito, el trabajo, la dedicación, donde la excelencia y la capacidad no deben resultar fenómenos ajenos, y más, deben la base de nuestro progreso y prosperidad.
Ser corresponsables es buscar la sinergia entre el Estado y la Sociedad, es entender que el Estado es la sociedad, que el ciudadano no es la contra-cara del Estado sino su base y su razón de ser.
Integrarse a los procesos de manejo de la cuestión pública, el control de la misma, redundará en mejorar la calidad de la Democracia, le dará sentido ético.
Una mejor Democracia provoca un círculo virtuoso integrado por mejores ciudadanos, se retroalimenta. El ciudadano aquí se integra al proceso público, no lo ve ya como ajeno.
El ciudadano corresponsable asume la gestación del proceso social y político, es el que se esmera por construir un mejor presente y futuro, que sabe que no puede eludir la obligación de colaborar -con otros ciudadanos- en hacer un país mejor, que sabe que es parte de una Nación, que no se trata de repartir culpas sino compartir logros, y que tanto unas como los otros, son –deben ser- de todos, porque todos tenemos que participar en construir el país que soñamos.
El ciudadano al coparticipar en el proceso público se previene de engaños, está mejor capacitado para detectar la mentira y castigarla. El proceso electoral le otorga herramientas para sancionar a quien a sabiendas que no puede cumplir una promesa, la asume y miente.
En definitiva, con esto queremos señalar que ser corresponsables, lejos de excluir a alguien del cumplimiento de las obligaciones, hace que estas sean compartidas por todos. Nadie tiene la facultad exclusiva de marcar el rumbo del país, sino que todos debemos ser protagonistas, defender nuestros derechos y cumplir nuestros deberes.
Dr. Jorge Larrañaga

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