Para el inicio de esta columna teníamos previsto presentar una de nuestras propuestas de desarrollo local; pero hace unos días nos despertamos con una noticia emotiva y removedora, el fallecimiento de Andrés Arocena.
Nos pareció que en este año 2009, electoral, político y de presentación de ideas no podíamos empezar sin hacer una profunda reflexión sobre el actor de este acontecimiento.
Casi cuarenta años compartiendo su vida política, sus alegrías y frustraciones; desde nuestros comienzos como militante gremial estudiantil en el 71, en las Coordinadoras de
Decir esto no es novedad para muchos, pero desde nuestra perspectiva es decir más de lo que parece. ¿Por qué?
Si bien aquellos años estuvieron marcados por el magnetismo de Wilson en lo local debe haber siempre alguien que aglutine, y tanto en el 71 como en el 85 siempre hubo jóvenes participando y gustando de la política. Había un Wilson y había un Andrés.
El liderazgo de Andrés era muy particular, se fue construyendo en forma diferente a otros; no fue paternalista, mucho menos autoritario; Andrés era un promotor de participación política, inclusivo y abierto; lo cual es un desafío a los que debemos tomar su bandera.
Si lo tuviera que definir diría; una persona de mucha cercanía con la gente. Exigente y muy cordial al mismo tiempo, pero especialmente un promotor de la política en los jóvenes. De ocho ediles electos por su grupo político en el año 84, seis fuimos jóvenes. Nos habíamos ganado los “galones”, por “luchadores por la libertad” y por estar con el Partido en las más feas; pero todos sabíamos que de no haber un liderazgo que dejara entreabierta la puerta, esa puerta no se hubiera abierto.
Tal vez una anécdota puede dibujar mejor lo que queremos expresar. Recuerdo el tema de la sesión secreta de sueldos para los ediles en
Agradezco su confianza y no podré olvidarme de nuestros trabajos en conjunto como el Proyecto PIAI del Prado Español y las Mesas de Diálogo Social. Tal vez el éxito estaba en su capacidad de delegar, lo cual no es fácil y en algunos casos peligroso.
Maestro Gervasio Martínez
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