sábado, 14 de febrero de 2009

Vecinos a Larrañaga: "Acá te roban por cualquier cosa"


Cerrito. Precandidato se comprometió a mayor seguridad
Daniel Isgleas

"¡Hay que parar con la joda, Jorge!", clamó el propietario de una frutería en Cerrito de la Victoria al precandidato blanco Jorge Larrañaga. La "joda" a la que se refería es la delincuencia y las bocas de pasta base.
La zona es complicada. En noviembre de 2008, un comerciante de 53 años mató a un rapiñero cuando éste le apuntaba a su hija embarazada. Por la misma fecha hubo otros hechos similares en Barros Blancos y en Pando. El caso del Cerrito de la Victoria ocurrió en General Flores y Heraclio Fajardo, a pocos metros de donde anoche Larrañaga se reunió con comerciantes y vecinos del Grupo de Promoción Empresarial de la zona.
Larrañaga se sentó anoche a escuchar a los que acudieron a la convocatoria. No le extrañó que Alejandro, un joven almacenero de la zona, comenzara muy irritado. Le dijo al precandidato haber sido robado unas 30 veces, la última de las cuales fue la más dramática. Le contó que luego de darle el dinero al delincuente, este le disparó con un revólver calibre 38 a quemarropa a su hermano, que por impericia del atacante salvó su vida. Eso pasó en la esquina de Chimborazo y General Flores. "Me interesa que el país salga a flote", le dijo el muchacho a Larrañaga, luego de lo cual le confesó que no sabía a quién votar.
Tras escuchar ese y otros relatos, Larrañaga se comprometió a enfrentar la delincuencia "con decisión", a invertir más dinero en la seguridad pública, a recomponer el principio de autoridad -algo en lo que coincide en forma manifiesta con Luis Alberto Lacalle- y a elaborar una política carcelaria "en serio".
Mientras frente al local de la charla, en la sede del club Rentistas se propalaba una cumbia preparando el inicio de la jornada carnavalera, otros vecinos se mostraron pesimistas en que los delincuentes sean recuperables. "Hay que cambiar las leyes para hacerlas más severas", pidió Julio, el dueño de la frutería del barrio. "No nos pueden ganar los delincuentes, y nos están ganando", exclamó.
Larrañaga reconoció que, como están las cosas, "parecería que la ley la impone el delincuente".
La feria vecinal mereció un capítulo aparte en los comentarios de los vecinos. Allí se vende "todo lo robado" mientras "la Policía no hace nada", dijo un almacenero.
"Precisamos que el gobierno respete al que trabaja y sea duro con el delincuente", reclamó otro vecino. "Acá te roban y te matan por cualquier cosa, te matan los pasteros. ¿Me entendés, Jorge?", preguntó otro.
"Y cómo no te voy a entender si a mí me desvalijaron la casa, y no fue acá sino en Río Negro, a 200 kilómetros", respondió el senador.

Un mano a mano que valió un voto más
"Mire que yo no sé a quién voy a votar", le dijo Alejandro, un comerciante de Chimborazo y General Flores conocido en la zona como "Mita". "Bueno", respondió, resignado el precandidato blanco Jorge Larrañaga.
El hombre, de 36 años, jugaba al fútbol en Villa Española como arquero y debió dejar su carrera deportiva porque su padre, a cargo del negocio familiar, enfermó. Alejandro tomó las riendas del negocio y desde entonces no para de quejarse contra el sistema por la falta de seguridad. Dijo que paga sus impuestos, y que no deja que nadie se cuelgue de sus líneas de UTE o de Antel. Ahora, no para de trabajar.
Alejandro le contó a Larrañaga que intentó entrenar arqueros en Peñarol y en Central Español, pero no pudo porque "no había un peso". Trabaja todos los días, y encima le robaron unas 30 veces. Por eso, está irritado. Larrañaga lo escuchó hablar unos diez minutos seguidos, desahogándose. Los restantes vecinos no podían meter un bocado.
Luego que el hombre terminó de relatar sus penurias, Larrañaga le explicó sus planes para mejorar la seguridad y, de a poco, logró tranquilizarlo. Luego, dialogaron a solas un rato.
"¿Escuchaste?", le preguntó Larrañaga al periodista de El País. "Ahora dijo que me va a votar. Por lo menos se fue con la idea de que alguien va a hacer algo", indicó el precandidato blanco.

Fuente: El País Digital, sábado 14 de febrero de 2009

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