Los uruguayos debemos asumir un compromiso, construir un país moderno, con igualdad de oportunidades, sin excluidos, con justicia social, a partir de una idea convocante, hacer una sociedad de uruguayos.Para ello debemos estar todos convocados. Apartando la manía nacional a buscar antagonismos.
Con ese espíritu nació en marzo pasado la Fundación para la Democracia Wilson Ferreira Aldunate. Su nombre no es solo un homenaje para el gran líder, es mucho más que eso, ya que la figura de Wilson Ferreira es para nosotros una exhortación, un camino a transitar, y nos compromete, nos responsabiliza, nos dispone al esfuerzo de superar nuestro tiempo e impulsarnos al futuro. Ese espíritu tiene la Fundación.
La Fundación convoca a técnicos, especialistas en distintas áreas de la realidad nacional para vencer a los problemas de coyuntura pensando en soluciones de fondo, estén donde estén, reuniendo a aquellos radicados en el interior de la República, e incluso en el exterior. Apelamos a aquellos expertos que se sientan animados a construir el país que nos merecemos, donde se estimule el esfuerzo y el espíritu de superación, donde haya oportunidades y posibilidad de abrir caminos para que los uruguayos podamos forjar nuestro propio destino.
Merecemos un país donde la educación pública sea de calidad, donde los servicios de salud estén garantizados para todos, donde haya seguridad y donde la clase media sea estimulada, respetada y defendida.Nosotros mismos somos producto de un tiempo donde el país daba oportunidades, donde alguien de clase media podía llegar, si se esmeraba, a los sitiales de mayor privilegio en lo académico, político y social.
Hoy la realidad es otra. La educación pública presenta una multiplicidad de carencias. Las escuelas públicas están sobrecargadas de alumnos, hay ausentismo docente y hay que pagar profesores particulares para que nuestros hijos reciban una preparación medianamente adecuada.
Se vive en un permanente clima de inseguridad. ¿Quién está tranquilo cuando un hijo sale por la noche? Atenderse en salud pública es casi un calvario, esperas eternas, falta de medicamentos, son algunas de las vicisitudes por las que debe pasar una madre que quiere que su hijo sea atendido. Solo la disposición de funcionarios y médicos amortiguan la situación. En definitiva, la calidad de vida ha bajado.
Vivir mejor es cada vez más un sueño que una expectativa de vida cierta para el uruguayo medio. Hoy progresar es sinónimo de emigrar, ya sea del campo a la ciudad, del interior a la capital cuando no un pasaje directo a España o Estados Unidos.
Todo esto coadyuva a una fragmentación de la sociedad uruguaya, que necesita urgente un zurcido social.
Frente a ello la Fundación es un núcleo de pensamiento para una acción conducente y eficaz en la tarea de construir una realidad mejor. Elaborará políticas públicas capaces de generar consensos y transformarse en políticas de Estado viables, eficaces y eficientes. No puede postergarse la ineludible tarea de mejorar y modernizar el Uruguay.
La realidad no es algo dado, sino construido, es consecuencia, y debe ser el resultado de la acción de los hombres y mujeres que quieren realizar, concretar los sueños. Los sueños ubican escenarios ideales, expectativas y aspiraciones, pero deben concretarse para que transformen la realidad. Los sueños nos sitúan, pero lo relevante es que nos movilicen a su conquista, no debemos quedarnos en un pensamiento estéril sino pasar a una acción fecunda.
A esa tarea es a la que convoca la Fundación.
Dr. Jorge Larrañaga
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