domingo, 25 de mayo de 2008

Confiar en los Jóvenes


Por Dr. Jorge Larrañaga
La actual situación de los jóvenes en Uruguay es motivo de preocupación.
Casi el 50% de los niños uruguayos nacen bajo la línea de pobreza.
La tercera parte de los jóvenes están desempleados.
Un altísimo porcentaje abandona la escolaridad obligatoria. Un 40% no cumple con los 10 años de enseñanza obligatoria. La mayor proporción de desertores se registra en los primeros años de la Educación Media.
El nuestro es el país con mayor deserción asociada a la pobreza. Los índices de repetición son exageradamente altos. Por lo general el 20% de los niños repiten el primer año de escuela, cifra que alcanza el 40% en algunas barrios más pobres.
Si esto fuera poco, miles de jóvenes se van al exterior, el 55 % de quienes se van a buscar suerte en el exterior son menores de 29 años.
El 15% de las personas que abandonaron el país entre el 2000 y 2006 lo hizo con un título universitario, mientras que el nivel educativo universitario alcanzado por la población que se quedó era de un 10%. Esto significa que comparativamente con los que se quedaron, los que emigraron tienen un mayor nivel educativo a nivel universitario.
La migración campo – ciudad, interior -capital ayuda a empeorar la situación. Los jóvenes no sienten estímulo para quedarse en su medio, no se generan condiciones para evitar el desarraigo, que casi inexorablemente termina siendo definitivo. Se genera así un doble daño, porque se pierde gente en el campo y se amplia la nueva geografía de la pobreza y la marginalidad con los cinturones metropolitanos.
La situación de la mujer es aún peor, todos los índices se incrementan si discriminamos el análisis por género.
El acceso a la vivienda es cada vez más prohibitivo, los alquileres son altos, las garantías difíciles de acceder.
Hay carencias de políticas focalizadas sobre los jóvenes, no existe ni una iniciativa seria que tienda a mejorar la calidad de vida de los jóvenes.
Con esto queremos significar que el país no está pensado para los jóvenes.
Falta iniciativa e imaginación.
La discusión que tenemos que generar es aquella que suponga mejorar la calidad de vida de los jóvenes, la que permita trabajo digno, posibilidades de estudiar, acceso a la vivienda, que permita desarrollar el plan de vida acá y no tener que emigrar como escapatoria para tener una vida próspera.
Se necesitan mediadas concretas, incluyendo la perspectiva del joven en la visión del Estado como eje de políticas públicas.
Cumplir con la ley y construir la ciudad universitaria para que jóvenes del interior puedan asistir a la Universidad, planes de apoyo para los jóvenes es situación de riesgo, con vigilancia, seguimiento del rendimiento y eficacia, trasladar las facultades de Veterinaria y Agronomía al centro del país, son algunas de las acciones que entendemos que se avienen al momento.
Los jóvenes necesitan propuestas positivas, posibilidades de crecimiento, estímulo, y sobre todo, CONFIANZA. Confianza en que los jóvenes pueden, en su capacidad a ser gestores de su propia vida, artífices de su crecimiento.
Este es el cambio cultural que debemos promover. Confiar en los jóvenes. Darle oportunidades, exigir entrega, esfuerzo, capacidad, dedicación, inteligencia y excelencia y no reducir las exigencias a la experiencia.
Nuestro Partido Nacional es ejemplo de ello. Los jóvenes han sido y son protagonistas permanentes en nuestra articulación política.
En las elecciones de 2004 fueron ellos mismos quienes elaboraron las propuestas programáticas de gobierno, bajo el entendido que son quienes mejor conocen su realidad y son capaces de operar las soluciones, integran los órganos de dirección del Colectivo Partidario siendo parte del Honorable Directorio del Partido y eligen sus autorices mediante elecciones, habiendo participado en 2007, 55 mil jóvenes en la mencionada instancia.
En el Partido Nacional tenemos fe en los jóvenes, creemos en los jóvenes.

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