La lista 504 se presenta ante la ciudadanía en base a su conducta e ideas y con un nuevo proyecto político que es deudor de la mejor historia de nuestro Partido. Se inicia una campaña política que busca hacer realidad el Uruguay que todos soñamos. Se trata, como dice
Esos son principios de acción política de toda la colectividad nacionalista. Sin embargo, el motor principal nuestra presencia electoral en esta instancia radica en el propio gobierno nacional instalado el 1° de marzo de 2005. El riesgo para el Estado de Derecho, en definitiva el riesgo para la libertad, ha sido nuevamente puesto sobre el tapete por buena parte del elenco de gobierno “progresista” y es intolerable. Nos rebelamos frente a demócratas de ocasión que no dudan en golpear las bases de la democracia ante el menor traspié. La veta antidemocrática, propia de mentalidades totalitarias, ha aparecido para cuestionar la independencia del Poder Judicial, para atacar sistemáticamente a la prensa independiente, para postergar y discriminar a los funcionarios públicos que simpatizan con otros partidos, especialmente el Partido Nacional. Incluso el Parlamento Nacional, la institución democrática por excelencia, ha sido reducido al rol de menor “votadores”, ni siquiera amanuenses, porque todo viene escrito –y muy mal escrito en general- del propio Poder Ejecutivo. Pues bien, aquí estará el Movimiento Nacional de Rocha para la defensa inclaudicable del Estado de Derecho y para mejorar la calidad democrática de nuestra vida pública. Ese es un mandato que viene de la historia.
No menos importante en nuestra motivación es encontrar caminos de esperanza y dignidad para nuestros niños, nuestros jóvenes y nuestros mayores. El Uruguay fue el país de oportunidades de nuestros abuelos y bisabuelos, muchos venidos del viejo mundo, para hacer realidad “la opción de vida” que deseaban. Queremos ser parte de la creación de caminos de prosperidad, oportunidades y responsabilidades que nos devuelvan esa libertad. Dijo Wilson, en los balcones de
Para eso, el resultado del proceso electoral del año 2009 será crucial para los próximos veinte años del Uruguay. En lo económico deberán sentarse las bases que permitan al sector privado dinamizar el crecimiento de nuestra producción de valor, en un contexto internacional que seguramente no será tan sorpresivamente favorable como el de este período. En lo social deberá quebrarse el círculo de pobreza y exclusión, so pena de hipotecar toda posibilidad de desarrollo social armónico de nuestra sociedad. Si los uruguayos no logramos quebrar la creciente fractura social rápidamente, el problema social que hoy tenemos se transformará también en un problema económico derivado de la pérdida de capital humano, nuestro orgullo de otrora. En lo político, luego de transcurrida esta experiencia de gobierno “progresista” de mano de yeso, deberemos transitar por la abandonada senda del diálogo, negociación y tolerancia.
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