miércoles, 22 de octubre de 2008

Polémica entre vices

Por Leopoldo Amondarain
Se anuncia una polémica entre el Dr. Lacalle y el contador Astori. Hay varios hechos originales y sugestivos que, pasibles de deducciones diversas, todas son opinables.
Por cierto, todo se puede hacer, pero llama la atención a un año de distancia, sin dudas mucho tiempo, cuando pueden agravarse o alterarse las situaciones políticas actuales, se fuerce ese tipo de confrontación. Máxime por presuntos candidatos (Astori aunque a la postre pueda serlo, aún no está confirmado) en las encuestas, y sabiendo lo que dicen por ahí..., que son "armadas" a gusto de quien las encarga, a ambos los dan segundos en las dos colectividades políticas respectivas. O sea, deportivamente hablando, se puede pensar que es un partido entre "vices". Ni Mujica, que viene "disparando distanciado sólo por el campo", ni Larrañaga entre los blancos, que también viene delante con "luz" sobrada sobre el Cuqui, y a la espera de lo que puede pasar con la candidatura de Vidalín, que según resuelva puede ser el "fiel" en una interna siempre que sea más pareja, les conviene polemizar en principio. Los que van a la cabeza cómodos, estratégicamente no les conviene desgastarse buscando apoyos que ya tienen. En cambio sí, deben retroalimentarse mutuamente los segundos para ganar puntos y poder acercarse en la opinión pública.
O sea, es también artificial por no decir sospechoso, la inocencia de este evento, objetivamente reconocido por cualquier veedor del pelo que se quiera. Y dentro del mismo, llama la atención el interés del Frente en señalar e insistir directa o subliminalmente con Lacalle como su principal contendor. Es obvio que no se diputan la misma "clientela" frentistas y lacallistas. El perfil ultraconservador de Luis Alberto y su gente, llámese Posadas, Aguirre, Mercader y demás etcéteras, los sitúan en las antípodas más radicales y conservadoras antifrentistas. En cambio Alianza Nacional y su líder Larrañaga que hasta prometen si ganar, un gobierno nacional con los mejores de las demás colectividades incluyendo los propios frentistas, marca un perfil de centro izquierda wilsonista es el que justamente compite abiertamente el electorado progresista al que vuelven los blancos izquierdosos, que en anteriores comicios se fueron y hoy "lloran" por volver y vuelven, con el sanducero, decepcionados por los engaños, mentiras y falsedades sufridas. Esa izquierda blanca que se había ido, dicho objetivamente con el mayor respeto, fue por discrepancias con la derechización que tenía Cuqui.
No obstante su buen gobierno, sin dudas. Esa "zurda" nacionalista, concluyendo, no va a volver al mismo sitio del que se fue por esas razones, sino que buscan naturalmente, es humano, un campo donde "retozar" cómodos de centro izquierda como el de Larrañaga. Lacalle en cambio, se ha alimentado y sigue a "cuatro carrillos" al decir de su ilustre abuelo, "comiéndose las gallinitas del corral colorado". Se les metió adentro y se lleva hasta las "desplumadas". Tanto, que para que se sientan cómodos, les creó un grupo con el Quico Bouzas, Leonardo Guzmán, Díaz, y otros varios, ¡dentro de su sector blanco!
De ahí, la indignación (hasta dicho entre sonrisas) que comprendo a Pedro Bordaberry que "engolillado" de colorado vociferaba y también Hierro López, contra Lacalle. Sin perjuicio de tener su "serno" blanco, el Cuqui engorda a costa de los batllistas. Si los "banca", que le haga provecho. No es precisamente mi gusto. Ambos sectores, sin perjuicio de sus "sernos" naturales nacionalistas, tienen un perfil distinto en sus matices. Mientras Larrañaga y su grupo todo blanco, tiene su ala progresista que vuelve al partido y presenta una renovación incluso en los titulares económicos futuros, Sergio Abreu y Javier De Haedo, Lacalle y su grupo presentan la vieja línea de Ignacio de Posadas de franco tinte conservador con un aporte colorado de quienes rechinan o resisten las actuales dirigencias batllistas. Por el otro contendor, Astori, se sabe lo que quiere, que no es muy diferente y similar a las viejas políticas coloradas de Julio María y Bensión y don Jorge. O sea, más de lo de antes. ¡Viva la diferencia! Claro, será curioso ver a Astori, que carece de los votos de Mujica, "acomodar" el cuerpo para justificar el superlativo gravamen impositivo, tan criticado en Bensión y don Jorge con razón, y hoy imitado y superado con amplitud por el gobierno su progresista. Como también dar razones de sus políticas privatistas tan escandalosamente vilipendiadas por décadas por el Frente, cuando las aplicaban los demás partidos tradicionales, y hoy una realidad en desmedro de la actividad pública del Estado. No olvidar tampoco de interrogar al buen Danilo, sobre los ajustes fiscales y demás cargas que asolan y ralean la clase media y trabajadora en beneficio y protección de los capitalistas y empresarios ayer tan odiados y despreciados por el frentismo, incluido obviamente Astori. En la pulseada, es natural que el Cuqui que le fue bien en materia económica en su gobierno con Ignacio De Posadas, en un planteo de futuro, presente lo mismo. La verdadera renovación blanca para la expectativa futura, la ofrece Larrañaga con el respaldo en la materia de Sergio Abreu y Javier De Haedo. Visto desde afuera de la pantalla televisiva, esa sí es la esperanza del auténtico cambio progresista rescatando la clase media y trabajadora hoy saturada de deudas, y perdiendo sus magros poderes adquisitivos. Astori es con alguna variante menor, más de lo anterior, Bensión también incluido. No será mala cosa otra polémica, se me ocurre más cerca de los comicios entre las dos cabezas visibles y mayoritarias en las preferencias populares de ambas colectividades, y por añadidura progresistas. Entre el Guapo y el Pepe. ¿No les gusta?
¡Sin duda, más realista!

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