miércoles, 2 de julio de 2008

La educación de nuestros hijos


La gran prioridad que debe tener nuestra sociedad es mejorar la calidad de la educación.

Los tiempos actuales generan nuevas demandas, nuevos requerimientos de formación e información. La posibilidad de generar y trasmitir conocimiento es el aporte principal que una sociedad puede otorgar a las nuevas generaciones. Debemos educar a nuestros hijos para el nuevo milenio. .

Pertenecemos a una generación que pudo recibir una educación de buena calidad, caracterizando al país, motivando el orgullo nacional y más importante, creadora de oportunidades; en base al esfuerzo personal se podía acceder a nuevas y mejores posiciones. El nuestro es uno de esos casos. Somos producto de la enseñanza pública de este país. Escuela Pública, Liceo y Universidad Pública nos han permitido acceder al título de Abogado. Este camino fue transitado por muchos de mi misma generación.

La enseñanza pública no tenía nada que envidiarle a la privada.

Hoy la situación es otra. La educación pública presenta una multiplicidad de carencias; desde lo edilicio, hasta la sobrepoblación de alumnos, el ausentismo docente y la falta de recursos didácticos. Estas y otras son las insuficiencias con la que nuestros maestros y profesores deben convivir; solo el esfuerzo y dedicación de los docentes logra mitigar todas estas circunstancias.

Sin embargo, a pesar de la tarea de nuestros docentes, la brecha de calidad entre la enseñanza pública y privada, aumenta.

Como sociedad no nos podemos permitir “condenar” a unos y “salvar” a otros por provenir de familias de distintas posibilidades económicas. Aspiramos a una sociedad justa y solidaria, donde cada uno pueda ser responsable de la construcción de su destino, en base a sus méritos, al esfuerzo de sus capacidades. No queremos escuelas de pobres y otras de ricos; no podemos permitir que algunos “compren” su destino, sino que debemos lograr que todos lo puedan construir con igualdad de oportunidades.

Este es el gran objetivo de la sociedad, y para generar esa igualdad de acceso a las oportunidades la educación juega el rol principal.

Es tan relevante el propósito que supone superar a las visiones cortoplazistas, los enfrentamientos partidistas y los corporativismos. Se impone un acuerdo nacional sobre educación, una verdadera política de Estado. El modelo del sistema educativo condiciona la propia conformación de la sociedad. Debemos estar todos convocados a esa tarea.

Elegir un camino diferente, optar por construir un sistema de educación en sin escuchar a todos, sin permitir opinar e incidir sobre él, es un error en la estrategia de país que debemos generar.

El proyecto de ley del Poder Ejecutivo es negativo en forma y sustancia. Carece de una concepción integral del sistema educativo, vulnera la autonomía de la enseñanza y el principio de laicidad, priorizando una puja de poder al interior del sistema. Es malo en su forma por desconocer el sentido nacional del tema.

No permaneceremos estáticos frente a los intentos por parcializar a la educación. El Partido Nacional recurrirá a todos los instrumentos que la Constitución y la ley brinden para defender la visión nacional de la educación.

Apelamos a que el oficialismo revise su posición. El unilateralismo, el exclusivismo aplicado sobre una cuestión tan delicada como la educación de nuestros hijos, no tiene justificación alguna.

Pensamos a la educación como el diferencial de la sociedad uruguaya; una sociedad equitativa, solidaria e igualitaria en el acceso a las oportunidades. Pretendemos que sea la educación el gran instrumento de justicia social, habilitando a la verdadera libertad, la de construir uno mismo el destino de su vida.

Dr. Jorge Larrañaga

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