Gonzalo Aguirre Ramírez
Un alto jerarca de
Ha afirmado, este señor, que Uruguay no puede apostar a la energía nuclear, como lo han hecho casi todos los países en serio y hasta algunos que dejaron de serlo -Argentina- porque carece de técnicos en esa materia y su formación demorará una década. Por lo menos.
Sin invadir la jurisdicción de mi amigo Carlos Maggi, cuya lúcida campaña para poner fin a los excesos monopólicos de
Los primeros grandes médicos uruguayos, Pedro Visca, Soca, Ricaldoni y Alfonso Lamas, -entre otros-, se graduaron directamente en París o completaron allí su formación. La fundación de nuestra Facultad de Medicina, en 1876, fue encabezada por el Dr. Francisco Suñer y Capdevila.
El primer ingeniero destacado que actuó en el país arribó a nuestra patria a mediados de la década de 1850. Giovanni Zanetti, que así se llamaba, ostentaba dos títulos, obtenidos en
Luigi Andreoni, ingeniero milanés arribado en 1877, fue quien, tras estudiar toda la topografía y los cursos de agua situados al este de
Ya en la época de Batlle y por su iniciativa, se me ha dicho, se contrató a profesionales europeos en diversas áreas. Así, entre otros, los ingenieros eléctricos Topolansky, abuelo de la actual senadora y ex guerrillera, y Cerzonovicz (creo que así se escribe), que formaron a nuestros primeros ingenieros de esa especialidad, durante varias décadas.
Y el famoso arquitecto Carré, decano de
Alemanes eran los ingenieros que dirigieron la construcción de la represa de Rincón del Bonete, en los años treinta. Y extranjeros, por supuesto, eran los que construyeron la primera red de saneamiento montevideana, ¡antes de 1860!
¡Basta de tonterías, pues!
Si carecemos de técnicos en energía nuclear, contratémoslos. En Europa, en Estados Unidos o donde sea.
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