martes, 12 de febrero de 2008

Emotivo homenaje del partido nacional al Dr. Enrique Beltrán

El Dr. Washington Beltran junto con el Presidente del H. Directorio, Dr. Jorge Larrañaga en el momento del homenaje (foto de Diario El País)

El Partido Nacional homenajeó en sus 90 años a Enrique Beltrán, quien aprovechó la ocasión para hacer un llamado a la unidad partidaria, recordar la historia nacionalista, su lucha por la libertad y su responsabilidad en las próximas elecciones.

El Directorio del Partido Nacional realizó ayer un homenaje a Enrique Beltrán en reconocimiento al importante rol que a lo largo de sus 90 años de vida ha cumplido en pro del Uruguay y del Partido. Legisladores, dirigentes, militantes y los 15 directores del partido se reunieron para entregar a Beltrán un diploma por su generosidad intelectual, su solidez ética y la defensa de los principios y los valores del Partido Nacional, además de una medalla con el escudo nacionalista.

El senador Sergio Abreu dijo a El País que no sólo fue un homenaje a su trayectoria sino también a lo que Beltrán representa en la actualidad, "por su proyección de futuro, su preocupación moderna e inteligente y su inquietud permanente".

El legislador, uno de los oradores del acto, destacó que Beltrán es para los nacionalistas "el hombre de la concordia y la armonía". Recordó que, siendo diputado en 1954, fundó una nueva agrupación política en busca de la tan ansiada unión del Partido Nacional y fiel a su conducta renunció, junto a su hermano Washington, a la banca que habían obtenido por otra fracción del partido.

Abreu también recordó que fundó la Divisa Blanca (Lista 400) junto a su hermano y a Wilson Ferreira, sector al que calificó de "una escuela cívica y sobre todo una docencia de ética y de conducta partidaria que aún hoy sigue siendo un punto de referencia".

El presidente del Directorio del Partido Nacional, Jorge Larrañaga, resaltó la inmensa contribución que Beltrán ha hecho a esta colectividad política y al país y sus "dotes excepcionales que llenan de orgullo y honor a los nacionalistas". Destacó el culto que ha hecho a la unidad del partido y recordó la amistad que lo unió a su padre.

Por su parte, Carlos Julio Pereyra se refirió en su discurso a la capacidad de Beltrán, su visión legislativa y su habilidad como constituyente, mientras que Guillermo García Costa recordó la entrañable relación que mantuvo con Wilson, tan cercana que la última salida que hizo Ferreira fue al cumpleaños en el que el ayer homenajeado festejó sus 70 años.

Después de estas palabras un emocionado Enrique Beltrán afirmó que el Partido Nacional "se rejuvenece siempre, y mucho más, cuando más quebradizas se van haciendo las garantías de nuestras libertades o cuando se pretende encoger al país a las tristes dimensiones de un sectarismo trasnochado, que no desdeña ni disimula en algunos de sus sectores los arrumacos con los regímenes totalitarios".

Recordó la muerte de Aparicio Saravia y como, a pesar del desánimo, 12 años después los blancos triunfaron en 1916 consagrando en la Constitución las libertades por las que había muerto el caudillo.

Beltrán dijo que los valores nacionalistas se gestaron en los 90 años en los que el partido estuvo en la oposición, "años de llanura, impuestos a veces por el fraude y el motín o la invasión extranjera, otras por sus enconadas divisiones". Recordó que al cabo de esos años accedió al gobierno para hacer realidad "la rotación de los partidos en el poder que, además de estar consagrado en la Constitución, es esencial al funcionamiento de la democracia".

Esta rotación de partidos, dijo Beltrán, es la que ha permitido el acceso del FA al gobierno. Sin embargo sostuvo que sus dirigentes "parecieron creer que habían llegado a un terreno baldío donde todo empezaba con el triunfo de esa fuerza política, como si las libertades que lo llevaron al gobierno hubieran nacido por generación espontánea".

Beltrán se refirió a las próximas elecciones y dijo que el Partido Nacional tiene una gran responsabilidad como esperanza del país, por lo que debe defender "la unidad y el respeto recíproco" para lograr la victoria y despejar "ese indefinible vaho totalitario que ha asomado en la conducta y en decisiones del partido de gobierno".

Extraído de Diario El País, Martes 12 de febrero de 2008

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