martes, 5 de mayo de 2009

SOBRE EL PRADO ESPAÑOL


Recuerdo cuando hacia fines del 2004, trabajando para este medio de prensa, me enviaron a cubrir la inauguración del complejo del salón comunal del Prado Español.
En aquella oportunidad el por entonces Intendente Andrés Arocena entregó las llaves del mismo a los miembros de la Comisión Vecinal porque aquel salón había sido justamente construido en parte para que los vecinos y los jóvenes de la zona tuviesen un lugar de reunión y esparcimiento.
Recuerdo también las primeras reuniones de la Comisión de vecinos que se efectuaban provisoriamente en un contenedor, y el trabajo realizado por aquélla junto a las visitadoras sociales y los vecinos (campañas de descacharrización, de reciclaje, actividades deportivas en el barrio, relevamiento de las necesidades de la zona, etc).
La fisonomía de aquella parte del barrio estaba cambiando, produciéndose una revolución (iniciada años atrás con la construcción del complejo OC – 10). A las obras del salón comunal se agregaban las nuevas casas construídas para los habitantes de las zonas inundables y la extensión de la rambla, obras éstas en las que jugó un papel fundamental el maestro Gervasio Martínez, el verdadero “padre de la criatura”.
Recuerdo la alegría de los vecinos del lugar cuando finalmente se inauguró el salón comunal y la emoción al recibir de manos del Intendente Arocena las llaves del mismo, y en particular aquel inolvidable Carnaval del 2005 (con previo concurso para la elección de la Reina del barrio) sobre la flamante rambla, como hacía años no vivía la zona, con un tablado propio de otros tiempos (con la colaboración desinteresada y gratuita de la administración anterior, conviene repetir).
Por entonces el tema de conversación eran los grandes proyectos de la Comisión: la construcción de una cancha de fútbol para sacar a los jóvenes de la calle, la creación de una biblioteca para brindar apoyo a los estudiantes y un espacio cultural para los adultos, la instalación de computadoras para brindar clases de informática, apertura de un merendero para los niños, etc.
A mediados de 2005 el Frente Amplio llegó a la Intendencia Municipal, y la situación sufrió un vuelco: la mayoría de los proyectos pasaron a dormir en el cajón de algún burócrata; la Intendencia reclamó a la Comisión Vecinal la entrega de las llaves del salón comunal, prácticamente se expulsó a los jóvenes que concurrían al mismo a socializarse, y comenzaron a arreciar las amenazas sobre los vecinos que habían recibido las casas.
La zona fue notoriamente decayendo; el mantenimiento hoy de la rambla se debe a la voluntad de algún buen vecino, los jóvenes volvieron a la calle, la Intendencia prácticamente cortó toda relación con la Comisión Vecinal, produciéndose un divorcio entre la actual administración y el vecindario.
Nadie justifica los excesos cometidos por algunos jóvenes la semana anterior, pero hay que tener en cuenta todo lo que ha pasado en estos últimos tres años y medio.
El salón comunal se ha convertido hoy en el símbolo de una administración que le ha vuelto la espalda a la populosa barriada, y es comprensible, hasta natural se diría, que algunos jóvenes lo tomen de blanco para hacer sentir su desconformidad. Mucho habló la izquierda de la falta de sensibilidad de los gobiernos de los partidos tradicionales hacia la problemática social. En el caso del Prado Español, constatamos que se ha dado todo lo contrario.


Columna semanal publicada en Diario El Heraldo, martes 5 de mayo de 2009

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